Snake
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Se dedica a volar por su cuenta, en su avion privado, al márgen de cualquier control estatal, transportando lo que sea o a quien sea a donde fuera necesario.
Valery una novata agente de Interpol.
Ansiosa por obtener el primer gran éxito de su carrera, se encuentra cazando a un peligroso grupo de contrabandistas...
Ella ha puesto su mira en Snake y hará todo lo posible por atraparlo, sin importarle hasta donde tenga que llegar.
LA LIBERTAD ES TU BIEN MÁS VALIOSO, JAMÁS DEJES QUE TE LA QUITEN... SIN ELLA NO SERÁS NADA.
No nací para que una mafia de políticos corruptos, e ineptos, me esclavicen bajo sus interminables leyes, y regulaciones opresivas.
Me niego a que los mentirosos gobiernos, usando la artera excusa de mantener a sus deficientes e inviables Estados Nacionales, y solo para mantener a los políticos de turno, con sus onerosos estándares de vida, me roben lo que gano con mi trabajo.
Someterán a cualquiera que les de la oportunidad de hacerlo, y siempre lo harán de una manera necia, represiva, y por la fuerza, llegando tan lejos como puedan; esa es su naturaleza, su esencia... así son los gobiernos.
Nunca aceptaré que me limiten en mis actividades y mi trabajo, ni tampoco que me digan hasta que lugar de este, mi mundo, puedo viajar, o cuándo y cómo debo hacerlo...
Yo era como tú, hasta que un día me harté, y fue entonces que decidí tomar el completo control de mi vida; pero, no perdí mi tiempo y esfuerzo combatiendo al sistema. En lugar de ello, hice el mío propio...
(toca cada parte y disfrútala)
Un mundo sin fronteras
Libertad, es el concepto que define hasta donde podremos llegar en la vida, delimita todo lo que podremos hacer y por lo tanto cuanto creceremos... y, dado que a la vida muchos la consideran como una competencia entre dominantes y dominados, podemos dar por hecho que siempre habrá alguien tratando de limitárnosla, sea de un modo u otro.
Poner límites a la libertad de los individuos siempre ha sido, para los gobiernos, la manera principal de controlar su comportamiento.
Hoy en día, todo se encuentra regulado por las autoridades, siendo las actividades comerciales y los viajes internacionales sus principales focos de control.
Permisos de trabajo, de importación, de exportación, visas de ingreso a países, pasaportes, etc., la lista es larga, muy larga, interminable.
La mayoría de las personas están dispuestas a soportarlo, aunque a veces se quejen; yo, en cambio, solo diré que... todo ese papeleo, no es mi estilo.
Siempre me gustó la idea de volar; de niño, envidiaba a las aves por poder hacerlo; el verlas remontar vuelo por los cielos era para mí un sinónimo de libertad... absoluta libertad. Fue así que al crecer, procuré acercármeles tanto como pude, y aprendí a pilotar aviones.
Ahora, que ya soy un adulto, estoy en mis 30, tengo mi propia compañía aérea unipersonal, y me dedico a recorrer todo el mundo en mi avión: el Ama-gi, una nave anfibia, de ala alta, equipada con dos motores turbohélice.
Tiene cabina biplaza, y capacidad para llevar hasta una veintena de personas..., sin contarme a mí, o su equivalente en mercadería; su interior es fácilmente adaptable.
Con él, y gracias a sus muy versátiles capacidades originales, más algunos accesorios especiales agregados por mí, puedo despegar y descender en casi cualquier sitio que tenga un corto trayecto plano... Sin importar que sea de pavimento, tierra, arena, agua o hasta nieve.
De ese modo, viajo por húmedas y pantanosas selvas tropicales, heladas tundras y fríos bosques boreales, áridos desiertos de tierra seca con arenas ardientes, grandes témpanos a la deriva y hielos antárticos, o paradisíacas y exóticas islas ecuatoriales de ensueño.
Pudiendo pasar, además, por todo tipo de asentamientos y núcleos urbanos, sean estos locaciones remotas o grandes metrópolis.
El mundo entero está a mi alcance.
La mía es una aeronave excelente, ideal para mi línea de trabajo, la cual es el transporte, a veces de personas, a veces de carga, el cual realizo desde y hacia cualquier destino, sin importar de cual país se trate...; eso sí, con una sola particularidad: todo, pero absolutamente todo, lo hago de manera clandestina, sin autoridad ni regulación alguna de por medio que me limite para nada; las fronteras son, para mí, simples referencias de ubicaciones geográficas en un globo terráqueo.
Puedes llamarme Snake, si necesitas mis servicios...
Noroeste de los Estados Unidos, Alaska; invierno, 1 AM; durante una persistente ventisca:
—Control de tráfico aéreo de Anchorage a nave sin identificar con rumbo 095 y altitud de 900 pies. Se encuentra violando espacio aéreo nacional al ingresar de manera no autorizada en el territorio de los Estados Unidos de Norteamérica —se escuchó por la radio del Ama-gi.
«Han intensificado los controles fronterizos por aquí», pensó Snake tras el timón, al tiempo que apagaba el identificador del avión, el cual había estado reportando, al radar secundario de la torre, la posición de la aeronave, su altitud y frecuencia de radio.
El controlador insistió:
—¡Atención! Encienda su transpondedor de inmediato, y prepárese para descender siguiendo mis instrucciones .
«Sí, sí... claro, ¿cómo no?, para luego terminar arrestado en una cárcel de Alaska, ¿no es así? Mi carga sería decomisada y, lo peor de todo, perdería mi avión.
Mejor haré otra cosa, y desapareceré también de tu radar primario; así que... hasta la vista, amigo», pensó nuevamente el piloto, al tiempo que procedía a ubicar su vehículo por debajo de la altura mínima de detección.
Cuando viajas por los cielos y, sobre todo, en un espacio abierto, una de las formas más efectivas de no ser captado por los radares es volar a baja altura, digamos que... serían aproximadamente unos 150 metros con respecto al nivel de esos dispositivos.
Eso es porque los radares funcionan como un cono invertido, sus ondas se expanden a medida que se alejan del punto de emisión: a más altura, su área de cobertura es mayor y hay más posibilidades de captar algo con el rebote de la señal.
Si a esto le agregamos que el alcance de detección oscila desde los 410 a los 450 kilómetros de radio, es bastante sencillo el estimar cuanto tendremos que volar de este modo para mantener nuestra privacidad.
—¡Maldito loco! Se esfumó, prefirió descender en medio de una tormenta de nieve que entregarse... Es la cuarta vez en el mes que me sucede. Sujetos como este siempre eligen el horario nocturno para sus intrusiones —se quejó frustrado el operador de la torre.
—Tal vez se estrelló, en invierno y con este clima, no sería algo de que extrañarse; ahí afuera está lleno de aviones de contrabandistas que terminan cayendo, y nadie se entera jamás.
Haz el reporte y olvídalo —le contestó su compañero.
Sin embargo, el Ama-gi, minutos después, acuatizaba plácidamente en un enorme lago, ubicado en una remota zona, perdida dentro de uno de los incontables bosques de aquella fría región boreal.
Una serie de boyas, que estaban apenas sumergidas y equipadas con luces infrarrojas, habían sido encendidas mediante una señal de radio enviada desde el propio avión, delineando así una corta y recta pista en aquella superficie lacustre, la cual su piloto había utilizado para la aproximación final.
Luego de apagar el conjunto especial de videocámaras de espectro completo, incorporadas en la cara externa del fuselaje del avión, y fundamentales para la visualización de las subrepticia iluminación, el capitán detuvo su nave, bajó de ella y la aseguró a un muelle. A solo metros de allí lo esperaba una solitaria cabaña, muy cómoda y de buen tamaño; uno de los tantos lugares del mundo en los que él vivía, y donde pasaría el resto de aquella noche, descansando...
Al día siguiente, la tormenta ya había pasado, aunque el cielo aún permanecía nublado.
Los pueblos de aquella región tienden a estar siempre colindantes con montañas, bosques o lagos; son lugares tranquilos y apacibles en los que se puede disfrutar de toda la majestuosidad de la naturaleza.
Promediando la mañana, en uno de ellos, el capitán del clandestino vuelo de la noche anterior entraba en un almacén de ramos generales.
A pesar de que vestía sus ropas típicas de aviador: una campera cazadora, con un grueso forro, para ese frío clima; pantalón cargo, de corte recto, con varios bolsillos; y un par de botas de montaña, su identidad pasaba completamente desapercibida para cualquiera que no lo conociera.
—¡Snake, justo a tiempo, como siempre! Te estaba esperando ansioso —exclamó el dueño de aquel establecimiento, un hombre mayor, de unos 65 años, un poco gordo, y de cabello blanco, quién estaba feliz de verlo—.
¿Pudiste conseguir mi encargo? —agregó en tono de complicidad.
—Desde ya, ¿cuándo te he fallado? Tu hijo lo está bajando de mi camioneta en este preciso instante...
Por cierto, esta es una muestra que te traje especialmente para que la pruebes —agregó en voz baja, al tiempo que le entregaba una botella de vodka traída directamente de Rusia—.
El propietario de la bodega me aseguró que la calidad de este es aún superior a la que ya conoces, y está dispuesto a venderte cuanto quieras comprarle.
—¿Y el precio?
—Negócialo con él por internet, como lo has hecho hasta ahora... Mi tarifa por el transporte sigue siendo la misma que la de este cargamento.
—¿Aún quieres tu paga en criptomonedas?
—¡Desde ya! El dinero fiat, por el mero decreto de un mandatario, y sin base alguna, no es mi estilo... Desde los 70, todos los países del mundo emiten su efectivo de ese modo.
El dueño del lugar se rió a carcajadas; ya conociéndolo, sabía que Snake respondería algo así, y entonces agregó:
—Mira la tapa del diario de hoy, el presidente anunció que va a bajar los aranceles a la importación de más de 1 000 productos...
Creo que el gobierno está dispuesto a darte algo de batalla, amigo mío —bromeó, y Snake le contestó:
—Saber que los políticos trabajan en la reducción de impuestos, es como escuchar a un negrero decir que está pensando en bajar un poco la cantidad de latigazos que le propina a sus esclavos.
Cuando esos ladrones les bajan sus impuestos a algunos, siempre se los suben a otros, quienes, luego, trasladan el costo concomitante a lo que sea que produzcan...
En conclusión: los que terminan pagando más son siempre los consumidores, y el que termina embolsando el dinero extra, el gobierno, y punto final —concluyó.
Luego de examinar la botella por un breve instante, el dueño del almacén la escondió bajo el mostrador; estaba perfectamente claro que conocía la ilegalidad de aquel contrabando, y si bien en el negocio no había muchos clientes en ese momento, prefería mantener la discreción al respecto.
Segundos después, una mujer, de poco menos de 30 años, cabello hasta su pecho, rubio y lacio, muy bella de rostro, con ojos verdes, y un cuerpo atractivo y esbelto, de altura promedio, se acercó al mostrador con un par de prismáticos en sus manos, los cuales pretendía adquirir:
—Perdónenme que los interrumpa. Me gustaría saber que tal son estos binoculares para la observación de animales...
—Son muy buenos, señorita —le respondió el dueño del lugar—, los cazadores de la región suelen comprarlos. ¿Acaso es usted es...?
—¿Una cazadora? Sí, lo soy, pero fotográfica, es una de mis grandes aficiones —bromeó ella.
—Tal vez esos que eligió sean un poco pesados para una mujer —le dijo Snake—. Le sugiero que pruebe los 8x30, le darán una mejor estabilidad de la imagen; tienen casi la misma amplificación, pero son más pequeños y mucho más fáciles de transportar, y manejar.
—¡Vaya! parece que sabe bastante del tema, me gusta eso en un hombre. Le agradezco por su consejo...
Digame, ¿de donde es usted?, no puedo reconocer su acento.
—A esta altura, de muchos lados.
Viajo tanto que ya prácticamente lo olvidé. Seguramente es por eso que mi acento le resulta tan cosmopolita —le contestó él de manera evasiva; estaba claro que no le gustaba brindar datos personales, y mucho menos a extraños.
La mujer no insistió, siguió el consejo de Snake y completó su compra...
—También suelo viajar por el mundo, soy diseñadora. Quizás nos crucemos en el futuro, ¿quién sabe, no?...
Mi nombre es Valentina, recuérdalo —finalizó... y, mientras salía, volteó sobre su hombro para lanzarle una seductora mirada, con una pícara sonrisa.
—Creo que le gustaste —le dijo el dueño del negocio a Snake.
—Tal vez.
—¡Ve tras ella!, dile algo... Debes aprovechar cuando una bella dama te da una oportunidad así.
—Es mejor que no lo haga.
—¿Y por qué no?, ¡si es preciosa! ¿Qué, no te gustó, acaso?
—Desde ya que me gustó, es hermosa... y es justamente por eso que no quiero ni acercármele.
—Vas a tener que explicarme como es eso, porque no te entiendo.
—Simple. No vi que llevara un anillo de casada en sus manos y, por su edad, supongo que debe ser soltera.
Debe estar buscando a un hombre que se comprometa con ella, y no pretendo tener esa clase de complicaciones personales en mi vida.
El compromiso... no es mi estilo.
—¿Cómo puedes estar tan seguro de que ella quiere eso?
—No lo sé realmente, solo lo supongo; y creo que, si tuviera una relación conmigo, esta no tendría futuro.
—Pues, deberías suponer menos, y probar más...
Unos pocos segundos después, ingresaron al establecimiento un par de guardabosques, venían conversando entre ellos:
—Esta mañana encontraron a otro grizzly muerto.
—¡Malditos cazadores furtivos!, esos osos están protegidos.
—Por eso mismo es que son aún mucho más valiosos para ellos.
Estos tipos, inclusive, han venido de otro país. La munición que sacaron del cuerpo del animal no se fabrica aquí, es de Europa del Este, y circula mucho por Centroamérica; seguramente entraron de manera ilegal, y saldrán del mismo modo cuando acaben, si es que no se fueron ya.
—Apuesto a que son esos Corsarios de los que tanto se está hablando, escuché que...
—¡Bah! Son solo rumores; eso de los Corsarios es solo una leyenda urbana. No hay pruebas de que existan.
La CBP está llevando adelante una investigación exhaustiva esta vez, y escuché que están reforzando el control fronterizo con más radares móviles.
Snake escuchaba de manera muy atenta, y disimulada, la charla entre ambos hombres. Aunque esos viajes ilegales a los que se referían los estaba realizando otro transportista similar a él, la reacción de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos, lo afectaba de manera directa.
En ese instante, vino el hijo del dueño del almacén:
—Provisiones completas para un mes, todas ya cargadas en tu camioneta y empacadas para ser llevadas —le dijo a Snake:
—Bien, muchas gracias... Creo que entonces ya me retiro. Sigamos en contacto —contestó éste, y se fue.
Minutos más tarde, y en el lacustre puerto de aquel poblado, Snake terminaba de cargar toda la compra realizada en su avión.
Sin advertirlo, era observado de lejos, desde un automóvil, y con los mismos prismáticos que hacía apenas un rato había comprado, por Valentina, la mujer que había charlado con él tan amistosamente en la tienda...
Una oficial de Interpol integrante del IBC, International Border Control, una nueva división especializada en la supervisión fronteriza de todos los países del mundo.
Se encontraba en su primera misión de real importancia, desbaratar una creciente red criminal que estaba atacando en varios países de América y Europa, la cual, extraoficialmente, era conocida como: los Corsarios.
Esta era su gran oportunidad de demostrar que tan buena era haciendo su trabajo, y orgullosa de sí, como era, estaba absolutamente motivada, y dispuesta a todo por lograrlo.
Se encontraba en colaboración directa con la CBP, y convencida de que Snake era parte de esa peligrosa red, estaba siguiendo todos y cada uno de sus movimientos, y lo hacía cada vez más de cerca.
Precisamente, en ese momento, se estaba comunicando de manera telefónica con su central:
—Soy la teniente Borghi, código de acceso 14572. Denme todo lo que tengan hasta hora.
—La camioneta del sospechoso es alquilada, teniente. El sujeto hizo la transacción utilizando un nombre falso, y eligió la modalidad de «devolución en lugar a convenir»; alguien de la empresa arrendataria pasará a recogerla por allí más tarde —le informaron.
—Ahora está terminando de cargar lo que compró, y lo hace en el mismo hidroavión amarillo en el que llegó. ¿Qué pudieron averiguar con la foto de la nave que les envié esta mañana?
—La matrícula es apócrifa, y no encontramos nada destacable del emblema de la serpiente cascabel que tiene al costado.
Con respecto a los símbolos, es escritura cuneiforme en lenguaje sumerio, y lo que ahí dice se traduce como: Ama-gi. Parece que es la primera expresión escrita del concepto de libertad, eso es todo.
—Debe ser el nombre que le puso al avión; ¡vaya! parece que es todo un idealista.
Es irónico, justamente su libertad va a ser lo que perderá cuando acabe con él. En fin...
Se dirigirá hacia algún lado, apuesto que es su base de operaciones, y ya me aseguré de poder saber a dónde queda exactamente. Escondí un transmisor GPS de largo alcance en los flotadores de su avión.
No se escapará de mí... ya lo tengo en la mira.
Prácticamente estoy segura de que es el hombre que buscamos, solo debo confirmarlo.
Es todo, por ahora, central —dijo finalmente ella y cortó.
Mi vida, mis reglas...
En este sitio, tan hermoso y natural, lejos de todo el mundo, el prepararme una taza de café con leche en la mañana, y tomarlo con galletitas, mientras despunta el sol, sigue siendo un placer que acarreo desde mi lejana vida citadina, y es un placer que no pienso dejar nunca... Si a esto le agrego una música relajante, la experiencia, para mí, se vuelve perfecta.
No es que quiera ser un ermitaño, pero no comparto muchos de los nuevos valores que se tratan de inculcar de manera forzada en las sociedades de hoy día; yo soy más... clásico.
Me gusta contemplar el amanecer de un nuevo día, sobre todo con un cielo despejado, como este..., siempre me hace percibir al futuro inmediato como si fuera a estar lleno de nuevas oportunidades por descubrir.
A pesar de estar en una cabaña alejada de la civilización, mantengo las típicas conexiones modernas con ella; aquí tengo radio, televisión, y también internet... satelitales, desde ya, al igual que el teléfono.
No soy de los creen que haya que aislarse y desconectarse de los medios de comunicación, aunque sí hay que aprender a ser uno quien los use a ellos, y que no sea al revés...
Hoy en día, ya se han alejado mucho de lo que fueron en sus orígenes: de ser herramientas útiles, que fomentaban la difusión de noticias y el crecimiento cultural, han sido trocados en meros instrumentos con los que solo se busca programar a las grandes masas.
Encontrar el escaso contenido de calidad que aún existe, se ha vuelto algo realmente difícil.
La evidente manipulación ideológica, de acuerdo a la oscura agenda de los gobiernos, y la estupidez generalizada, que se trata de imponer de manera forzada, ocupan la mayor parte de los principales espacios.
Destacan los noticieros, con sus mentiras y su información manipulada, siempre en estricta obediencia a los directivos del medio en el que se encuentren.
Es algo bastante irónico, pero, lo más creíble que les queda en la actualidad, es el reporte meteorológico... Lo cual me recuerda que debo chequear como estarán las condiciones climáticas en la zona de salto para hoy.
Segundos después, y en un grupo de internet perteneciente a unos amantes de los deportes extremos, Snake escribió:
«Les confirmo que se realizará el salto en paracaídas. El tiempo estará perfecto a partir del mediodía, y se mantendrá así hasta la noche, así que ¡prepárense!».
Días atrás, aquellos jóvenes lo habían contactado para realizar una sesión de paracaidismo ese mismo día.
Se trataba de una serie de saltos que querían hacer en una región en donde hacía falta un permiso especial, el cual el gobierno aún no les había dado, fue por eso que recurrieron a Snake, para solucionar el problema.
De ese modo, promediando la mañana, y luego de llenar el tanque con la reserva de combustible que se encontraba oculta bajo el muelle, el Ama-gi despegó del lago con rumbo norte-noreste...
Su salida, nuevamente, estuvo controlada de cerca por la implacable teniente Borghi, quien lo observaba todo desde la cima de una baja montaña cercana. Esta vez estaba dentro de una moderna camioneta todoterreno, de color negro, misma que había alquilado para llegar hasta aquella remota zona.
En cuanto el avión se alejó, ella se acercó en su vehículo, y bajó para investigar la cabaña en busca de cualquier tipo de información que incriminara a Snake.
«Que descuidado... La cerradura se encuentra abierta», pensó al girar el picaporte del acceso principal de la casa.
—Me encuentro dentro del domicilio del sospechoso —le informó a su contacto a través de un teléfono móvil satelital.
Procedió entonces a revisar todos los ambientes de la casa...
—No está nada mal este sitio, se encuentra equipado con todo lo imaginable; este sujeto no se priva de nada.
Los objetos provienen de distintos países, seguramente los trajo de contrabando, sin pagar derechos de importación.
Bueno, ya ese sería un delito, pero no me alcanza, estoy segura de que hay mucho más —comentó al tiempo que transmitía un video de la sala: un gran monoambiente de tipo cocina comedor, en donde, además de una pantalla de televisión gigante, de casi 100 pulgadas, y un potente equipo de altavoces, había todo un sector de bar, con una barra y un muy bien abastecido estante, donde se podían encontrar exóticas bebidas provenientes de todo el mundo.
Continuó entonces recorriendo toda la casa...
—¡Vaya!, hasta un jacuzzi tiene, mira esta belleza, ¡que ganas me dan de meterme ahí! —dijo enviando fotos—. Se obtiene una buena cantidad de dinero cuando se evaden los impuestos del gobierno.
—Mejor regresa a la sala, vi que allí había una computadora portátil sobre la mesa que estaba frente al televisor —le dijo su interlocutor.
Valentina se dirigió así a la terminal, y la encendió...
—No hay ningún archivo de importancia a la vista —comentó mientras la revisaba rápidamente—.
Veo muchas referencias vinculadas al libertarismo, visitas a sitios de internet, artículos descargados, libros electrónicos relacionados con el tema... Creo que se trata de un criminal con conciencia, apuesto a que se autojustifica con toda esta línea de pensamiento libre de reglas.
Bien, veamos ahora si tú puedes encontrar algo oculto o borrado —le dijo a su interlocutor—. Me interesa cualquier cosa que lo ligue a los Corsarios, ¿está claro eso? —agregó conectando al ordenador un pequeño dispositivo portátil, que llevaba consigo dentro de un bolsillo, el cual le permitiría a su contacto el irrumpir directamente en el disco rígido del sistema.
La búsqueda de más información dentro de la computadora se prolongaría así por varias horas, tiempo que Valentina aprovecharía para disfrutar de las comodidades del lugar...
Mientras tanto, Snake, a varios kilómetros de distancia, había aterrizado con el Ama-gi en una pradera desde donde despegaría, en solo minutos más. Se había encontrado allí con un entusiasta grupo de jóvenes paracaidistas, de unos 20 años cada uno, quienes, listos para divertirse practicando su deportiva actividad, se reunían alrededor del avión:
—¡Bien. Son 29 paracaidistas en total! —les dijo Snake en voz alta para que todos lo escucharan—. Haremos dos grupos, el primero será de 15, el resto ira en un segundo salto, e iremos alternando así con los siguientes.
Alisten sus celulares, y formen una fila frente a la puerta del avión.
Paguen la tarifa, y comiencen a subir de a uno... y recuerden: solo acepto criptomonedas libres.
—¿Que, no son todas libres, acaso? —le preguntó, de lejos, uno de los muchachos.
—No... ya no. ¡Aprendan la diferencia, chicos!... para que nadie los engañe: algunas de las cripto actuales son creadas y, de ese modo, reguladas, por gobiernos y privados, así se expande el negocio de la emisión monetaria.
Si quisiera eso, usaría el dinero clásico, y dejaría que algún gobierno me estafe con su inflación.
Recuerden que una divisa, cualquiera sea su formato, siempre estará sujeta a una regla muy simple: cuanto más de esta se emita, sin conseguir el correspondiente respaldo de valor, provocará que el resto de la misma valga menos.
Por lo tanto... estén siempre muy atentos a como crece la economía de una nación antes de aceptar su moneda.
Al mismo tiempo, cómodamente recostada en uno de los sillones de la sala de la cabaña, Valentina recorría los canales de televisión hasta que su socio, en un momento, le dijo:
—¡Listo!, terminé, y me temo que tengo malas noticias.
No encontré datos personales de ningún tipo ocultos, este sujeto es alguien muy reservado.
Además, reconstruí toda la información parcialmente borrada; no hay nada de índole comercial, ni siquiera algo relacionado con cuentas bancarias... aunque, sí hay restos de muchas cadenas de bloques.
Yo diría que solo opera con criptodivisas.
—Algo típico en esta clase de criminales... Bueno, creo que entonces es hora de poner en marcha el plan B.
—¿Y cuál es el plan B?
—No voy a decírtelo... pero estaré desconectada por un tiempo —le dijo ella de manera misteriosa y cortó la comunicación para prepararse.
Cuando la tarde llegaba a su fin, y volando por un tornasolado cielo, el Ama-gi regresaba a la cabaña...
Las luces de la casa prendidas, y el vehículo cerca de la entrada, indicaban que alguien estaba allí.
Al acercarse, y a pesar de que las turbohélices de la aeronave tenían un sistema especial agregado, el cual reducía sus sonidos en más de un 80%, Snake apagó ambos motores... Se acercó así planeando en completo silencio hasta detenerse junto al muelle.
Bajó del avión, lo amarró muy rápidamente, y comenzó a avanzar agazapado, empuñando una pistola en su mano hábil.
Se dirigió de ese modo hasta la entrada principal...
Abrió la puerta de golpe, y allí estaba Valentina, sentada en un taburete, cruzada de piernas junto a la mesada de la cocina; vestía solamente un toallón blanco, con el cual apenas cubría sus partes intimas, y una toalla en su cabeza para secar su cabello... y nada más.
Se había servido una taza de café caliente, misma que, en ese momento, estaba tomando.
—Hola... ¿Me recuerdas? Te estaba esperando —le dijo ella.
—Sí, nos conocimos esta mañana en la tienda...Valentina. ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Snake, al tiempo que se relajaba un poco y guardaba su arma en la espalda, sujetándola con su cinturón.
—No pude evitar el escuchar parte de lo que conversabas con el dueño del almacén hoy, y me pareció que se trataba de alguna clase de contrabando de licores.
Snake solo la miró en silencio...
—Bien, iré al punto: vine a este pueblo buscándote a ti.
—¿A mí?
—Bueno, no a ti específicamente; yo sabía que por aquí, en esta región, había alguien que podía ayudarme a volver a ver a mi hermana.
He perdido todo contacto con ella, y ya estoy muy preocupada.
Todo lo que sé es que se encontraba viviendo en Arabia Saudita, y me han negado el ingreso por los canales oficiales.
Necesito que alguien me lleve hasta allí, y tiene que ser una persona que se dedique a hacer viajes internacionales clandestinos.
Cuando le conté todo esto al dueño de la tienda, él me dijo que tú podrías ayudarme...
—Y te indicó donde ubicarme.
—Sí, así fue, me dio el nombre de este lago, lo busqué y lo encontré en un mapa.
—Entonces se te ocurrió venir a verme... y, como no estaba, te metiste a mi casa, y decidiste usarla como si fuera tuya —dijo Snake con tono de indignación..
—¡No fue tan así! Llamé primero, la puerta estaba sin llave.
—Queda sin cerrar cuando no estoy, porque la traza de civilización más cercana se encuentra a kilómetros de aquí; si alguien quiere entrar cuando la cabaña está sola, simplemente, va a hacerlo...; dejándola así, espero, al menos, no encontrar la puerta rota.
—Te esperé por horas antes de hacer esto, no sabía ni siquiera si vendrías hoy, me estaba congelando ahí afuera.
Solo entré para calentarme un poco.
—Entiendo..., mi jacuzzi es bueno para eso, y mi café colombiano también lo es, espero que te haya gustado —ironizó, escéptico de lo que ella le decía.
—Lo siento, de verdad, lo lamento. No quería causarte una mala impresión. Debo parecerte una intrusa... ¿Quieres que me vaya?
Snake se quedó mirándola, pensando su respuesta bajo la sensación de que Valentina lo estaba manipulando.
Cuando una mujer hermosa quiera manipularte, no dudará en usar sus encantos naturales; por experiencia, ella ya sabe muy bien que no dejarás pasar la oportunidad de intimar... y es que, el talón de Aquiles de un hombre es siempre su ego, el sexo masculino se considera a si mismo como el gran conquistador, cuando en realidad es su contraparte femenina quien ostenta ese galardón...
—No, ya anocheció, es demasiado peligroso el aventurarse por estos bosques sin la luz diurna.
Puedes pasar la noche aquí, tengo lugar suficiente.
—Gracias, y acepto gustosa, ¡que caballero eres! —expresó ella sonriendo—. Por cierto, no sé tu verdadero nombre, solo escuché que el dueño de la tienda te llamaba por tu apodo... Snake.
—Pues, hazlo tú también, como todo el mundo.
«Maldito. Ni siquiera tu nombre vas a darme, eres un desgraciado», pensó Valentina mientras mantenía su fingida sonrisa.
—Voy a preparar la cena para los dos —le dijo Snake.
—Déjame hacerlo a mí, o al menos colaborar contigo, es lo mínimo que puedo hacer.
—Está bien, puedes ayudarme... pero antes vístete.
—Si así lo prefieres —comentó ella en tono seductor mientras se iba a cambiar.
Snake puso entonces música ambiental, una tonada relajante.
—¿Siempre cocinas con música? —le preguntó Valentina al volver.
—Usualmente lo hago, el trabajo se me hace más agradable así, y la comida sabe mejor.
—Veo que tienes cosas provenientes de todo el mundo, ¡ya quisiera tener yo una cocina tan bien surtida como esta!
—Son los beneficios de poder viajar libremente como yo lo hago.
—Todo lo has traído de contrabando... ¿verdad?
Snake la miró de reojo y asintió con su cabeza, agregando:
—Si me sometiera a las leyes existentes, no habría podido hacerme ni de las tres cuartas partes de lo que ves aquí.
Los gobiernos tienen una enfermiza tendencia a entrometerse en la libre circulación de la mercadería, siempre la encarecen, o la limitan; y, en ocasiones, hasta la prohíben.
—Bueno, pero... por algo será que existen esas regulaciones.
—Sí, aunque siempre dan excusas mentirosas.
—¿Eso piensas de querer proteger a la industria nacional de un país, o la salud de los habitantes? —preguntó ella en tono de crítica, dejando que su faceta oficial se expresara sin poder evitarlo.
—Te diré el único y verdadero motivo: las campañas de los políticos siempre son pagadas por inversores.
Inversores que, luego, obtienen ganancias por su colaboración a través de, por ejemplo, restricciones a la importación de ciertos productos, o aranceles diferenciales, todo lo cual les da ventajas sobre sus competidores.
De ese modo, es la población, personas como tú, quienes finalmente terminan pagando, y con creces, por todo ese contubernio que se hace a espaldas de todo el mundo...
Al escuchar eso, dicho de ese modo tan petulante, Valentina tuvo que contenerse para no iniciar una discusión, y simplemente dijo:
—Veo que no te gustan los gobiernos para nada.
—Los gobiernos están integrados por políticos, y cualquiera de ellos es un ser inmoral, en mayor o menor medida. Nada que emane de una estructura así puede estar libre de corrupción.
—¿Acaso no confías en ninguna institución estatal?
—Los Estados Nacionales son solo organizaciones ineficientes y corruptas que se comportan como auténticas mafias.
Cuando los servicios que brindan están en manos de privados, funcionan mucho mejor, y también cuestan menos.
—En muchos países, algunas cosas como la educación, o la salud, son gratuitas... ¿Cómo podrían costar menos que algo que es gratis?
—¿Lo son realmente?, ¿alguna vez te pusiste a calcular cuánto paga la población de esos países con sus impuestos para mantener todos esos, supuestamente gratuitos, servicios públicos?
No te engañes, nada es gratis, nunca.
Al igual que los espectáculos públicos, que también son llamados gratuitos, en realidad son pagados con el dinero de los contribuyentes, y, como todo lo que ofrecen los Estados, solo son una artera excusa para que los políticos autopromocionen su gestión, y roben aún más en el proceso —concluyó.
La manera en la que Snake veía al mundo, contrastaba con la de Valentina, y eso, aunque ella no se diera cuenta, la hacía interesarse más en aquel hombre.
Adentrada la noche, y para la cena, ambos se sentaron en extremos opuestos de la mesa del comedor, la cual, si bien no era muy grande, los separaba un par de metros.
En parte porque era su deber, y en parte porque así lo deseaba realmente, Valentina quiso saber más de Snake:
—Me sorprendió enterarme hoy que organizas vuelos de tipo charter, con contingentes de personas, que hay muchos turistas que prefieren volar contigo, ¿qué, acaso, no es más caro viajar así que por una aerolínea común? —le planteó Valentina intentando averiguar más información.
—No, para nada. Conmigo, no hay intermediarios ni gobiernos que cobren sus excesivas, e injustificadas, tasas aeroportuarias... y demás impuestos; además, cuando transporto a un grupo muy pequeño, o incluso a una sola persona, abarato los costos transportando algo de mercadería extra entre los diferentes destinos; usualmente son cosas de pequeño tamaño y bastante caras...
—Sé que no te gusta hablar de ti, eso me quedó muy claro cuando nos conocimos ayer, en la tienda, en donde ni siquiera quisiste decirme de donde eras oriundo, y luego, hace un rato, cuando hasta me negaste tu verdadero nombre... Sin embargo, siento mucha curiosidad por saber que te motiva a hacer todo esto que haces.
Snake se quedó mirando a su hermosa interlocutora, estaba algo molesto por como ella le había enrostrado lo que pensaba, Valentina le sostuvo la mirada, desafiándolo..., y así, luego de un silencioso y tenso momento, ella finalmente ganó, y consiguió que él la complaciera:
—La libertad es lo que me motiva, la libertad de hacer con mi vida lo que yo quiera, y no simplemente optar entre lo que otros me permitan.
Verás... En el mundo actual hay una serie de alianzas entre algunas grandes corporaciones y poderosas empresas, con los diferentes gobiernos de los países, el objetivo es someter a la gente, y la manera de lograrlo es esclavizándola económicamente; y ser un esclavo... no es mi estilo.
—¿Dijiste esclavizar? Creo que estás exagerando un poco. No veo a nadie recibiendo latigazos por no producir.
—Ni lo verás, hoy día ya no se dan latigazos, se aprueban nuevas leyes impositivas en los parlamentos, leyes perversas, que solo atentan contra cualquiera que desee disponer de su dinero libremente, a su entero antojo.
La idea real, es que la población carezca de un respaldo económico propio, y que esté siempre endeudada... O bien que se gaste todo el que obtiene en banalidades, en lugar de ahorrarlo, o invertirlo en proyectos y desarrollos propios.
Así, las verdaderas ganancias quedan en manos de algunos pocos empresarios avaros, y el poder en manos de políticos corruptos...
Es por eso que esas lacras, sin importar su ideología declarada, aunque las principales son las de corte izquierdista, siempre combaten a los mercados libres, y a la propiedad privada, con tanto ahínco y encono; porque esas son las únicas bases que garantizan la libertad personal.
Cuando me dí cuenta de que así funcionaba el mundo, fue cuando decidí salirme de ese sistema, para hacer el mío propio...
Desde entonces, no me he arrepentido ni una sola vez.
—Viajas por el mundo y tratas con la gente siguiendo solo lo que dicta tu conciencia... y eso es para ti la libertad.
Es algo muy delicado el tomar la ley en tus manos de ese modo, decidir que obedecer y que no, ¿no te parece?
—Deberías evaluar la idoneidad y la calidad moral de quienes aprueban esas leyes antes de decidir seguirlas ciegamente, sin siquiera cuestionarlas.
Confío en mi sentido común, la ley que no cuadra dentro de mis lineamientos personales, simplemente, no existe para mí.
No eres como yo, porque desde que naciste te han entrenado para dudar de ti y también de los demás.
—Personalmente, me siento protegida por las leyes...
—Lo cierto es que, con la excusa de cuidarte, te han sometido, y ni siquiera te das cuenta...
—¿Alguna vez se te ocurrió, acaso, que hay personas que podrían aprovechar lo que tú haces para el mal?, porque el mal existe, Snake, y hay mucha gente mala en el mundo.
Ladrones podrían usarte para hacer circular mercadería robada..., un asesino podría contratarte para entrar o salir de un país de manera anónima, o unos terroristas podrían introducir una bomba y hacer un atentado —era obvio que, como policía que era, Valentina no aceptaba los principios de Snake.
—La mayoría de mis clientes son habituales, los conozco muy bien ya. Son personas que solo desean viajar por el mundo como turistas, descubrir lugares exóticos y nuevas culturas, sin tener que someterse a todas las restricciones y prohibiciones que los diferentes gobiernos les imponen por la fuerza.
Cuando se presenta alguien nuevo, investigo a fondo quien es, y evalúo lo que pretende hacer..., y si no me parece que esté bien, rechazo su comisión.
—¿En mi caso, qué harás?
—Aún no lo he decidido... Casi ni te conozco, debo saber muchas cosas más, ¿cómo podría confiar en ti, así como así?
Valentina se puso de pie y caminó seductoramente hacia Snake hasta pararse a su lado:
—Déjame mostrarte como —dijo entonces, y lentamente pasó una de sus piernas por encima de las de él para terminar sentándose en su regazo, quedando así ambos frente a frente.
—Esta noche te haré entrar en confianza —agregó, y mirándolo fijamente a los ojos, lo rodeó con sus brazos del cuello, al tiempo que él la tomaba de su cintura...
Lo siguiente fue algo natural e inevitable, se besaron, y una noche entera de pasión dio así comienzo.
Oro negro
Me gusta dormir solo; por experiencia, sé bien que la cama es mucho más cómoda de este modo, aunque se trate de una de dos plazas. Sin embargo, pasar la noche al lado de una hermosa mujer como Valentina es algo contra lo que todo lo demás palidece.
Algunos dicen que la soledad es libertad, y puede ser que eso sea cierto, sobretodo hoy en día... no obstante, algo de buena compañía femenina es siempre agradable.
No sé si es algo que les sucede a todas cuando pasan una noche placentera, pero, por lo que he visto, a ellas le gusta levantarse tarde, al menos más tarde que yo; es por eso que dejé a Valentina durmiendo, además quería chequear algo en el Ama-gi sin que ella lo supiera.
—Te levantaste temprano —dijo Valentina llegando a la sala, al tiempo que se servía una taza de café en la mesada de la cocina.
—Usualmente me levanto poco antes de que salga el sol, disfruto ver cuando amanece —le contestó Snake, parado junto a un ventanal con una taza de café con leche casi terminada en la mano—.
Dime, ¿de donde eres?
—Nací en el país más hermoso de todo el mundo: la bella Italia. —contestó ella en italiano, sonriendo bellamente—.
Y me atrevería a decir que tú también... tus rasgos son muy típicos.
—No, no nací en Italia, pero tienes un buen ojo, genealógicamente mis ancestros son europeos, y mis abuelos efectivamente nacieron en la península itálica... de ahí mi aspecto.
Bien, en la mesada tienes papel y una lapicera, quiero que anotes tu nombre y apellido completo, ciudad de nacimiento, y algún número de identificación de lo que sea.
Tengo contactos en la darknet que investigarán todo sobre ti...
El semblante de Valentina cambió de inmediato, no solo porque no tenía aún nada preparado para cubrir su fachada, sino, más bien, por la sequedad en el trato de Snake, que, después de haber intimado, de verdad la había ofendido.
—¡¿Algo más?! —le preguntó con un dejo entre sarcasmo e ira.
—Sí, que sea con letra de imprenta, y lo más clara posible. Luego te haré saber si acepto tu comisión, o no.
—Pensé que, después de lo que compartimos anoche, tú ya no dudarías de mí.
—El hecho de que hayamos dormido juntos solo significa que te encuentro atractiva, no que confíe en ti.
—¡¡Bien!!, ¡porque yo tampoco confío en ti! —contestó enojada.
—No estás obligada a contratarme, ni siquiera a quedarte... puedes irte cuando quieras.
Valentina se quedó mirándolo con odio, sus bellos ojos, capaces de embelesar a cualquier hombre al instante, en ese momento infundían temor.
Con mucho gusto hubiera hecho gala de todas sus habilidades como cinturón negro en artes marciales contra Snake, y desplegado su nutrido repertorio de patadas en ese momento..., pero debía contenerse, no podía hacer algo así, aún tenía que ganarse la confianza de él, y llegar tan al fondo como pudiera con respecto a todas sus actividades ilegales.
En ese instante, entró un nuevo mensaje a la computadora de Snake, quien de inmediato lo visualizó desde su teléfono móvil, sin siquiera moverse de donde estaba...
—Tengo que irme —dijo luego de leerlo—. Anota todo lo que te pedí, e incluye una vía contacto, y vete... No sé cuando regresaré —le indicó a Valentina, quien, sin dudarlo, le contestó:
—¡Iré contigo!
—Se trata de una comisión de tipo urgente. Debo ir a ayudar a unas personas cerca de la isla de Terranova, es al este de Canadá.
—No necesito que me digas en donde se encuentra Terranova, lo sé perfectamente. Esta es una buena oportunidad para verte en acción... Quiero comprobar que tan bueno eres —mintió ocultando su verdadera intención.
—De acuerdo, como quieras, pero te cobraré por el consumo extra de combustible, asumiré que pesas unos... digamos que 50 kilos.
—¡¿Qué?!, ¡¿cómo te atreves?! ¡47 a lo sumo!, y ni uno más —le reclamó ofendida.
Fue así que Snake procedió a llenar los tanques de combustible del Ama-gi usando hasta la última gota que quedaba en la reserva del muelle, y despegó... con Valentina de acompañante, sentada junto a él, en el lado derecho de la cabina.
—Estamos como a 6 000 kilómetros de distancia de nuestro destino final; a pesar de que tengo tanques extra, tendremos que hacer dos paradas para repostar combustible... La primera, la haremos en la Isla Victoria, al norte de Canadá; la segunda, en el estrecho de Hudson, al este. En ninguno de los dos casos te bajarás del avión, ¿entendido?
—¿Y por qué no?
Snake solo la miró serio, sin responderle...
—¡Oooh!, de acuerdo, entendido, capitán, es su avión, será lo que usted mande —respondió ella con tono de hartazgo—.
Creo que este viaje se me va hacer un poco largo; por cierto, ¿cuánto tardaremos en llegar?
—Una aeronave de este tipo alcanza una velocidad tope de unos 300 kilómetros por hora, y demoraría unas 20 horas...
Sin embargo, completaremos la ruta en apenas 15, gracias al N2O que le estoy agregando a la mezcla de combustible.
—¡¿Óxido nitroso?!, ¿el mismo nitro que se emplea en los autos de carreras para forzarlos a correr más rápido? ¿Es seguro usar eso en un avión?
—Los motores del Ama-gi se encuentran reforzados... Hasta ahora nunca tuve inconvenientes, además, siendo aún invierno, y estando tan cerca del Ártico, el aire frío ayudará a la refrigeración.
El vuelo prosiguió sin problemas..., Snake no era de hablar mucho, se notaba que estaba acostumbrado a viajar solo, Valentina, en cambio, era una mujer habituada al trato social, y tanto silencio la incomodaba:
—Así que esta es tu vida, viajas por el mundo y vas a donde quieras cuando se te antoja.
—Correcto.
—Y no te importa el estar violando el espacio aéreo nacional de ningún país; tú solo cruzas por donde te resulta más cómodo, sin llenar papeles, ni solicitar permisos, ni nada, ¿verdad?
—Las aves migratorias lo hacen, las ballenas también... ¿por que yo no?, ¿por haber nacido humano, acaso?
No acepto que alguien haya dividido al planeta en pedazos, y que me diga en donde debo permanecer, a donde puedo ir, y a donde no. Que se me prohíba disfrutar de toda la belleza natural de este mundo.
¿Quien nombró a los gobiernos de los países como: dueños de la Tierra y de las libertades de todos? Nací aquí, en este mundo, y por lo tanto, este planeta, entero, es mi hogar..., y mi vida es completamente mía, y de nadie más —concluyó en tono confrontativo.
Por primera vez, Valentina se quedó mirando a Snake sin ningún deseo de refutar sus argumentos...
Comenzaba a entenderlo, y hasta a aceptarlo, pero además, sin darse cuenta, le atraía lo que escuchaba. Aquel hombre, opuesto a ella en muchos aspectos, rebelde y seguro de sí mismo, solo quería ser libre.
—Nos estamos acercando a la primera parada —le dijo Snake a Valentina, y usando la radio continuó—.
—Ama-gi a Oso Polar... ¿me recibes?
—Sí, aquí Oso Polar, te escucho, Ama-gi.
—Estoy a punto de llegar. ETA 5 minutos.
—La carga que recogerás ya se encuentra lista, y a la espera... Por cierto, procede con cuidado, Ama-gi, hay hielo y nieve en la superficie.
—Gracias por la advertencia, Oso Polar.
—Perdón... yo he visto que los aviones usan esquíes para operar sobre pistas heladas —comentó Valentina—, y tu avión no...
—Los flotadores del Ama-gi tienen sus bases reforzadas con titanio, pueden manejar ese tipo de superficies aún mejor, ya lo verás —le contestó Snake.
—Si tu lo dices... y ¿de qué se trata esa carga?
—Repuestos para un motor de barco...
Confiando en que los flotadores laminados de su aeronave actuarían como esquíes, Snake descendió en lo que parecía ser una gran playa de estacionamiento destinada a camiones, la cual, en ese momento, se encontraba prácticamente vacía.
—No me tardo —le dijo a Valentina saliendo del avión.
Momentos después, un pequeño vehículo cisterna se aproximó al Ama-gi con combustible y, mientras se llenaban los tanques del avión, Valentina pudo observar como Snake volvía es un montacarga donde traía un contenedor de aspecto aerodinámico; aquel objeto lucía similar a los portaequipajes que se anexan a los techos de los automóviles, solo que este era de un mayor tamaño.
Acto seguido, escuchó ruidos provenientes de debajo del avión, obviamente Snake lo estaba fijando allí... y al terminar, él regresó:
—Todo listo —dijo, y sin más demora, despegó.
—¿Podrías contarme exactamente de qué se trata esta comisión que aceptaste? Creo que, ya que estoy metida en esto, merezco saberlo, ¡al menos! —planteó Valentina preocupada.
—Tú fuiste quien insistió en venir, así que...
Esta vez fue ella la que se quedó mirando a Snake en silencio, y con una mirada de enojo tan seria, que él prefirió no irritarla más:
—¡De acuerdo!, te contaré todo.
Quien me contactó esta mañana fue el director de una fundación especializada en temas relacionados con el medio ambiente.
Un grupo de ecólogos, que trabajan allí, estaba investigando una posible contaminación marina en el Mar de Labrador, causada por una plataforma petrolífera privada, ubicada allí mismo, en el medio del mar.
Para ello, viajaron en un barco de la fundación. El motor del nave sufrió una avería... y ahora, para volver a hacerlo funcionar, necesitan los repuestos que recogí, y que les estoy llevando.
—¿Te tuvieron que pedir a ti, a 6 000 kilómetros de distancia, que hicieras esto? ¿Por qué no se declararon en emergencia y esperaron a que las autoridades canadienses los rescataran?
Snake sonrió con ironía...
—¿Recuerdas lo que te dije acerca de las alianzas entre empresas y gobiernos? —le preguntó él retóricamente—.
Bien. Cuando la fundación solicitó el permiso a Canadá para hacer la investigación, nunca lo obtuvo.
—Me parece lógico y razonable. Es bien sabido que el petróleo es un recurso de suma importancia tanto para los gobiernos como para las empresas del sector. Será por una cuestión de seguridad nacional.
—¿De verdad crees eso?... que inocencia la tuya.
—Es lo que creería cualquier persona normal, no paranoica.
—¿Sí?, no me digas —le contestó el tratándola como ingenua—.
Como sea, lo único cierto es que, finalmente, el barco fue de todos modos, lo hizo sin autorización alguna, y en este momento la marina canadiense está procediendo a bloquear las rutas comerciales que pasan cerca de donde se quedó a la deriva.
—Bueno, tal vez quieran prevenir un posible accidente, un barco a la deriva es un peligro.
—¡Se encuentran a miles de kilómetros de ellos... y no han ido a rescatarlos, ni siquiera a arrestarlos! Es obvio que planean hacer algo de lo que no quieren que nadie más se entere.
Reluctante a creerle, Valentina guardó silencio, y el viaje continuó hasta la segunda zona de repostaje, en donde el Ama-gi únicamente cargaría combustible.
—¿No es peligroso volar tan bajo? —preguntó Valentina.
—Tengo que eludir a los radares fronterizos, en esta zona el control es más estrecho... Además, ya estoy cerca.
—¡¿Cerca de donde?!, aquí no hay nada.
—¿Nada?, ¿no ves aquel enorme buque petrolero, acaso? —le señaló Snake, y prosiguió por radio—.
Ama-gi a Merodeador del Norte...
—Gusto en verte nuevamente por esta zona, Ama-gi. ¿En qué puedo servirte?
—Lo de siempre...
—Aproxímate por estribor, te acercaré una línea.
Oso Polar y Merodeador del Norte, eran nombres en clave que se utilizaban para mantener oculta, de cualquier autoridad oficial que estuviera escuchando la radio, la verdadera identidad de estos colaboradores, cuyos clandestinos servicios, tanto Snake como otros, utilizaban.
De ese modo, luego de descender en el mar, cerca de aquel gran barco, un dron acuático se acercó al avión, desplegando consigo una larga manguera desde el navío.
—Pensé que el combustible que usaban los barcos, sobre todo los grandes, no era el mismo que el de los aviones —comentó Valentina.
—Lo cual es totalmente correcto, Merodeador del Norte usa diesel, el Ama-gi no; sin embargo, ciertas embarcaciones, como esta, siempre tienen una reserva especial guardada para eventuales compradores, como yo —le aclaró Snake, al tiempo que se levantaba de su asiento.
Saliendo de la cabina, y parado sobre uno de los flotadores de su nave, alcanzó el dispositivo de abastecimiento y completó el resto de la operación de carga.
El Ama-gi se hizo así del combustible fresco que necesitaba para poder continuar. Terminada la recarga, el vuelo continuó...
Hasta que, repentinamente, una alarma comenzó a sonar a bordo:
—¿Qué es eso? —preguntó Valentina preocupada.
—Un radar nos está localizando —dijo Snake con un semblante similar, al tiempo que tocaba el parabrisas delante de él con su dedo...
De inmediato, el sistema que controlaba los aditamentos especiales del avión se activó, y una serie de controles virtuales aparecieron sobre la superficie de aquella auténtica pantalla táctil.
Seleccionó las videocámaras ubicadas bajo el avión, convirtiendo a un área del cristal en una translúcida pantalla de monitor. Revisó entonces las cámaras rápidamente, y eligió la de la cola, una de tipo gran angular, que cubría una amplia zona.
Usando el zoom de la misma, fue agrandando un sector específico, hasta que dejó en primer plano un barco, al cual fijó mediante rastreo de movimiento para que la cámara no dejara de enfocarlo.
—Esa es una fragata guardacostas canadiense —dijo Valentina al ver la nave, reconociéndola al instante.
Snake aceleró usando, esta vez, toda la reserva de óxido nitroso que aún le quedaba, y comenzó a elevarse tan rápido como podía...
—Pero... ¡¿qué haces?! —exclamó Valentina muy incómoda con la brusca maniobra que la recostó sobre su asiento.
—Solo pongo distancia. Están viendo muy claramente hacia donde vamos, y apuesto a que, en cuanto deduzcan lo que vamos a hacer, van a atacarnos, lo cual será en cualquier momento.
—¡¿Qué locura es esa?! No se ataca a un avión civil así como así, hace falta todo un proceso, que implica advertencias, y...
En ese momento, un misil salió disparado de la fragata directamente hacia el Ama-gi.
Valentina se quedó boquiabierta, incrédula ante lo que estaba viendo reflejado en el parabrisas.
—¡¿Necesitas alguna prueba más?! Esa plataforma petrolera está destruyendo el ecosistema de la zona, contaminándolo, y los militares canadienses, obviamente siguiendo las órdenes de su gobierno, van a tratar de encubrirlo todo..., y lo harán a cualquier costo, aunque tengan que matarnos —dijo Snake.
—Esto debe tratarse de un error, un muy serio error.
—No es ningún error. Es ya algo muy bien sabido que a los políticos de Canadá en nada les importa la ecología y el medio ambiente cuando hay ganancias económicas de por medio.
—Estamos muertos, estamos muertos —murmuraba Valentina sin cesar...
—No, al menos no todavía. Si ese cohete tiene un sistema de rastreo por calor, estoy preparado para lidiar con él —agregó Snake eligiendo una opción del sistema que, mediante unos cañones camuflados en el fuselaje del Ama-gi, disparó una serie de bengalas tras la nave...
El proyectil detonó al alcanzar la nueva fuente de calor, y la aeronave se salvó, aunque por muy poco.
De inmediato, Snake apagó ambos motores y comenzó a descender, en picado... y a poco de comenzar la arriesgada maniobra, una nueva alerta se activó.
—¿Y esa alarma..., a qué se debe? —preguntó Valentina aterrada.
—Es una alerta estructural; vamos demasiado rápido, estamos muy cerca del límite de la envolvente de vuelo de la aeronave —le contestó Snake, ella lo miró confundida, con cara de no haber entendido nada, y él le aclaró:
—La presión del aire sobre el avión es demasiada, si esto continúa, el fuselaje se va romper.
—¡¿Ahora sí vamos a morir?! ¡Nos estrellaremos en el mar, o nos partiremos en pedazos antes! ¡¿Por qué haces esta locura?!
—¡Somos lo más caliente que hay en el cielo! Recién tuvimos mucha suerte. Estoy enfriando los motores tan rápido como me es posible...
Pero el comandante de la fragata no les daría nada de tiempo extra. Esta vez, dos misiles más fueron disparados, y la videocámara lo registró.
—¡Ay, Dios mío!, ahí viene otro...
No, no , no, ¡¡ahora son dos!! —exclamó Valentina—. ¿Tenemos más bengalas?
—Sí, tenemos.
—¡¡Pues, lánzalas ya!!
—No, aún no...
Espera solo un poco más, un poco más, y...
¡¡Ahora!! —exclamó de golpe Snake, y entonces desplegó una segunda ronda de bengalas, al mismo tiempo, varió bruscamente la trayectoria de la nave; y de ese modo, una vez más, burló el ataque.
En cuanto la alarma de alerta de radar se apagó, y faltando ya pocos metros para una letal colisión con la superficie marina, puso a la aeronave en trayectoria horizontal, y encendió nuevamente los motores, sin ningún problema...
—Listo, estamos a salvo —dijo, y mirando a Valentina nuevamente le recordó—. No te obligué a que vinieras.
En ese momento en la radio se escuchó:
—Gaia a Ama-gi. Vimos un par de explosiones a lo lejos; ¿tuvieron algo que ver contigo?
—Sí, Gaia... pero, aún sigo en el aire; y te traigo un regalo. Prepárate para recibirlo en cubierta.
Así comenzó una delicada maniobra, la entrega del contenedor con los repuestos para el motor del Gaia...
Estando ya lo suficientemente alejado del radar militar de la fragata, Snake se posicionó a una altura y velocidad específicas, y activó la cámara ubicada bajo la nariz del avión.
Basándose en los datos, la computadora de a bordo plasmó una retícula que indicaba el punto exacto en donde caería la carga en cuanto fuera soltada.
Snake accionó un malacate externo, el cual sujetaba al contenedor mediante un flexible, pero muy fuerte, cable de acero, hasta alejarlo a 10 metros exactos del fuselaje, la computadora actualizó la retícula... y, cuando estuvo sobre el objetivo, soltó la carga activando el gancho de control remoto que la sujetaba.
Un pequeño paracaídas se desplegó de la aerodinámica caja, y el contenedor terminó cayendo exactamente en el flotante blanco.
—Muchas gracias, Ama-gi. En 15 minutos ya podremos partir hacia aguas internacionales.
—¡Atención, Gaia!, aquí Tetis.
En cuanto el motor de la embarcación esté funcionando, quiero que se vayan sin nosotros, y esa es una orden. No vamos a poder llegar a tiempo...
—Pero, Tetis... todas las pruebas de la contaminación las tienen ustedes allí, a bordo, las grabaciones de videos, las muestras de agua, ¡todo! Sin eso no podremos hacer ninguna denuncia.
—Las lanchas de la petrolera nos acaban de impedir el paso hacia ustedes, Gaia. Estamos intentando escapar hacia el sudeste.
—Van hacia el Océano Atlántico. Si no los atrapan se quedarán sin combustible...
—Tetis, aquí el Ama-gi. Pásame tus coordenadas, iré por ustedes —dijo Snake al escuchar eso, interviniendo.
—Eso excede tu contrato, Ama-gi.
—Lo haré gratis, solo por gusto...; ahora, dame tu ubicación.
De ese modo, ya con la información recibida, Snake puso rumbo directo hacia el punto señalado y rápidamente se acercó a la zona.
—¡Allí están!, los veo —dijo Valentina utilizando su nuevo par de binoculares—. Son seis lanchas persiguiendo a un bote neumático motorizado..., vaya lucha desigual.
—Pues, emparejémosla —agregó Snake acelerando y bajando casi al ras de la superficie.
El Ama-gi pasó entre las veloces lanchas, sorprendiéndolas desde atrás; sus pilotos maniobraron de manera brusca hacia ambos lados, retrasándose así un poco, y el avión llegó hasta el bote perseguido, igualando su velocidad y colocándose a solo unos metros por encima y por delante.
—Bien, ¿y ahora qué sigue? Si llegan a parar, los alcanzarán en apenas segundos... Está claro que no podemos acuatizar —preguntó Valentina.
—Nadie se detendrá —le contestó Snake, y accionando el malacate para cargas del avión, comenzó a desplegar su cable de acero.
—Tetis, quiero que enganches el mosquetón, que está en el extremo del cable, a la argolla de remolque de tu proa.
—Entendido, Ama-gi.
—¿Vas a levantar a ese bote como si fuera una carga? —le preguntó Valentina a Snake:
—No, se caerían todos los tripulantes... Los remolcaré.
—¿Se puede hacer eso?
—Creo que estamos a punto de averiguarlo. Potencia nos sobra, y el malacate se encuentra ubicado justo por bajo el centro de gravedad de la aeronave para no desequilibrarla.
Valentina se quedó mirando a Snake, sin decir palabra alguna...
—Tranquila, si algo sale mal, siempre puedo liberar el malacate y dejarlo caer; no se encuentra soldado a la estructura del avión, está sujeto mediante un fuerte anclaje mecánico que puedo controlar desde aquí, pero eso es solo para una situación de emergencia que haga peligrar al Ama-gi —concluyó.
De ese modo uno de los tripulantes del bote comenzó la tarea, la cual no era nada sencilla, dada la velocidad y el movimiento constante de las naves.
Sin embargo, la situación se complicó aún mucho más, cuando las lanchas volvieron a acercarse al bote y los empleados de la petrolera comenzaron a disparar sus armas contra la tripulación del Tetis.
—Esos malditos —dijo Valentina entre dientes, y furiosa se dirigió hasta una de las puertas laterales del avión, ubicada en la zona de pasajeros, la cual abrió, y desenfundando su pistola, una Beretta de calibre 9 milímetros, comenzó a contraatacar.
Su entrenamiento, y práctica policial, la hacía ser una excelente tiradora, sobretodo usando armas cortas.
Rápidamente, puso a raya a los hombres de las lanchas, cuyos pilotos se vieron obligados a retroceder luego de recibir varios impactos en sus, ahora, astillados parabrisas...
—¡Valentina, regresa a tu asiento!, ya lograron enganchar el bote —le gritó Snake—...
Y, por cierto, mis felicitaciones, no imaginaba que tuvieras una puntería tan buena —comentó impresionado.
—Hay mucho que aún ignoras de mí —contestó ella con un aire de orgullo.
—¡Sujétense todos allí abajo, Tetis! —advirtió Snake, y el Ama-gi comenzó a acelerar con mucho cuidado...
El cable de acero que unía a ambas naves se tensó, y la proa del Tetis se levantó un poco del agua, y así, sin alejarse de la superficie, para evitar que el bote diera vueltas sin control en el aire, el improvisado remolque comenzó.
De manera gradual, y gracias a su potencia, el avión fue aplicando una aceleración constante, misma que terminó siendo muy superior a la de las lanchas, y dejó definitivamente atrás a todos sus perseguidores.
Luego, describiendo una muy amplia y suave curva, se dirigió hacia el nornordeste, al encuentro del Gaia, el cual, cuando finalmente se concretó, ya estaba navegando por aguas internacionales, a salvo, fuera de la jurisdicción canadiense...
Snake redujo entonces la velocidad y procedió del mismo modo en el que soltaría a cualquier otra carga, y así, el Tetis fue liberado.
El Ama-gi, a modo de despedida, dio entonces una vuelta completa, alrededor de las acuáticas naves, y se retiró entre la algarabía de los tripulantes de ambas embarcaciones, quienes no dejaron, ni por un segundo, de agradecerle y festejar, hasta que los perdieron de vista...
La isla esmeralda
Suelo aburrirme con relativa facilidad, por eso es que me gusta cambiar seguido el lugar en donde estoy... Aunque las cosas que realmente disfruto, tarde o temprano las añoro, y me gusta repetirlas.
Es así que tengo ciertos lugares favoritos a los que regreso seguido. Uno de ellos son los acantilados de Moher, en Irlanda. Una zona que se ha vuelto famosa también por sus castillos, cuevas y una rica historia celta; digna de ser visitada..., sobre todo, cuando el invierno se retira, dejando su lugar a la primavera, que por estas fechas ya comienza a llegar.
Valentina miraba a Snake sin decirle nada, trataba de entenderlo, todos sus estereotipos fallaban con él, este hombre no se ajustaba a ninguno...
—¿Qué pasa?, ¿por qué me miras así? —le preguntó él.
—No entiendo por que ayudaste a ese bote, nadie te iba a pagar extra, y lo sabías. Creí que la solidaridad no era algo propio de alguien como tú.
—Lo hice por el mismo motivo por el que tú les disparaste a las lanchas de la petrolera. Porque era lo correcto, porque quise hacerlo..., y esos ecologistas necesitaban que alguien los ayudara.
—Sin embargo, odias a las estructuras de gobierno..., cuando esa es su función primordial: ayudar a los más desvalidos de su país.
—Pero en realidad es algo muy diferente, porque en mí caso, yo decido por mí mismo, lo hago bajo mi propia y exclusiva cuenta, y no afecto a nadie más con mi decisión.
Cuando lo hacen los políticos, son ellos los que deciden por otros; basados en su propia conveniencia electoral, con sus leyes impositivas y distintas regulaciones, eligen a quienes les quitan recursos que les son propios, su patrimonio personal; y, para peor, lo hacen de una manera obligatoria y compulsiva..., perjudicándolos.
Eso no es solidaridad, le digan como le digan, es solo otra forma de robar.
Una vez más, como puedes ver, la diferencia estriba en la libertad de elección del individuo —concluyó.
Valentina, aunque ganas no le faltaban, prefirió no discutir, y en lugar de ello, cambió de tema:
—¿Sabes que? No sé mucho de aviones, pero: motores reforzados y sobrealimentados mediante óxido nitroso, lanzadores de bengalas camuflados en el fuselaje, parabrisas convertidos en pantallas táctiles, y vaya Dios a saber que otras cosas más tendrá esta nave...
Creo que no es el equipamiento estándar.
¿En dónde le practicaron todas esas modificaciones al Ama-gi?
Snake sonrió:
—Fue en varios países realmente... Te sorprenderían las cosas que puedes adquirir en los mercados negros de Asia, en los blancos también.
—Ya veo. ¿Es por eso que estamos viajando al este?... porque ya me di cuenta de eso. ¿A dónde nos dirigimos ahora?
—El avión necesita repostar combustible, y nosotros descansar un poco —fue la respuesta de Snake, al tiempo que elegía una opción en la pantalla de su parabrisas, la cual desplegó un mapa del planeta en donde se mostraban las posiciones actuales de distintos barcos, y que consultó por un breve momento—.
Ama-gi a Brisa Boreal. Puedo ver que estás yendo hacia Europa...
—Aquí Brisa Boreal; estás en lo cierto, Ama-gi. Tengo espacio en la bodega. ¿Quieres que te acerque?
—Me vendría muy bien.
—Pues, adelante entonces..., bajaré la velocidad.
Brisa Boreal era en realidad un barco transbordador que cubría la ruta USA a Holanda, tocando Canadá, el Reino Unido y Francia, y que se dedicaba al transporte en general.
Entre su carga solía llevar vehículos terrestres, como autos y camionetas; para ello, contaba con una rampa trasera rebatible en su popa, mediante la cual los rodados eran subidos y bajados del navío... Esa misma compuerta podía oficiar, además, como una plataforma durante la navegación, permitiendo que un avión anfibio se aproximara y se le montara, deteniéndose sobre ella.
Fue así que el Ama-gi se alineó por detrás de aquella embarcación y, bajando su velocidad al mínimo, aguardó a que todo estuviera listo...
—Oh, oh... ¿Qué piensas hacer? —le preguntó Valentina a Snake, preocupándose al ver la maniobra, y como el barco bajaba su rampa.
—Espera y verás —contestó Snake desplegando las ruedas ocultas en los flotadores y acuatizando al mismo tiempo, dando así comienzo a su acercamiento final...
—¡Oh, Dios mío, vamos a chocar!
—Si me sigues distrayendo, tal vez.
Valentina se abrochó el cinturón de su asiento y cerró sus ojos, y los mantuvo así, apretados, hasta que todo el movimiento terminó... Recién entonces los abrió nuevamente: el avión se encontraba detenido sobre la plataforma, y varios marineros lo estaban asegurando con cuerdas al barco.
—¿Piensas bajar, o te quedarás ahí hasta mañana? —le preguntó Snake, burlándose solapadamente del miedo de ella.
En aquel navío todos parecían conocer a Snake, lo saludaban muy amistosamente, y también a Valentina, por estar acompañándolo; quedaba muy en claro que toda esa gente formaba parte de una gran red, era una especie de cofradía de personas dedicadas al tráfico, legal y clandestino a la vez, a nivel global.
—¡Snake, bienvenido a bordo! Hacía tiempo que no te veía —lo saludó una mujer, que se acercó a abrazarlo y quien, al percatarse de Valentina le preguntó—.
¿Es parte de un contrato?
—No.
—Algo personal, entonces...
—Creo que va a ser mejor que me presente por mi cuenta —dijo Valentina interviniendo—. Me llamo Valentina, soy la novia y pareja de Snake, su nueva compañera.
Al escucharla decir eso, Snake la miró sin entender el por que lo había hecho, sin embargo, no comentó nada...
—¡¿Novia?! ¡Sabía que en algún momento alguien finalmente te atraparía! —exclamó la mujer burlándose de Snake—.
Yo soy la capitana de este barco; y tú, Valentina, puedes llamarme Brisia, ese es mi nombre.
Ahora ven conmigo, te mostraré la nave. Mientras tanto —le dijo a Snake—, ve acomodándote en uno de los camarotes libres, Valentina y yo tenemos mucho de que hablar, entre nosotras..., son cosas de mujeres.
El resto de la tarde transcurrió en un ambiente muy agradable y amistoso... relajante para todos.
Los camarotes del barco eran individuales y se parecían a pequeños cuartos de hotel, muy bien equipados, con las típicas comodidades, las cuales eran: baño privado con ducha, cama, y muebles para guardar efectos personales y colgar la ropa; además de varios accesorios, tales como: heladera, radio y televisión, e internet, todo lo último de tipo satelital.
Al caer la noche, Valentina se encontraba en su habitación; y aprovechando la privacidad del momento, luego de encender el televisor, subiéndole el volumen para cubrirse, se conectaba con su central, dando así su reporte:
—La operación en la que me estoy infiltrando se trata de toda una gran red, posiblemente de alcance mundial.
Obtuve algunos nombres clave, locaciones y diversas metodologías operativas.
Seguiré recabando datos, voy a ahondar aún más...
¿Completaron mi identidad falsa con las especificaciones que les solicité?
—Está lista, teniente: perfiles de internet en varias redes sociales, registros oficiales nacionales, etc... El paquete típico, no tiene de que preocuparse.
—Perfecto; agreguen que me gustan las armas de fuego, y que practico tiro al blanco con pistola, necesito justificar mi destreza al respecto.
En ese momento, alguien llamó a la puerta:
—¿Valentina? Soy yo, Snake...
—¡Adelante!, pasa —le contestó ella al abrir la puerta.
—Solo vine a avisarte que la cena ya se está por servir en el comedor en cualquier momento...
¿Qué estabas mirando?
—Un noticiero.
—¿Y para qué? —preguntó riéndose de manera socarrona.
—Me gusta estar al tanto de lo que pasa... ¿acaso, a ti no?
La cara inexpresiva de Snake fue toda su respuesta.
—Una vez más, ¡me sorprendes!; imaginaba que alguien que hace lo que tú, querría saber todo lo que sucede en el mundo actual.
—Justamente... ¿En serio te informas de ese modo? —le preguntó entonces él con un marcado tono de crítica—.
Mira, no quiero decepcionarte, Valentina; pero..., ya no se puede encontrar ningún servicio de noticias verdaderamente libre, que no responda a algún tipo de interés oculto.
Los noticieros siempre tratan de manipularte con la información que eligen y la manera en como te la dan... Te presentan verdades a medias, contadas de una manera tendenciosa, manipuladora.
Todos los medios masivos siguen, y a rajatabla, la agenda que les es marcada por quienes los controlan.
—Entonces solo miraré programas de entretenimientos —dijo con tono de sarcasmo— ¿Hay algún problema ahí también?
—No si te gusta lo barato, simplón y masificado... Es como si fuera comida chatarra para tu cerebro.
Con mucha suerte apenas si encontrarás unos pocos que valgan la pena ser vistos... ¿No has notado que son cada vez más estúpidos?, por no mencionar, iguales.
—Bueno, eso sí, a veces se parecen bastante.
—Eso es porque uno de los peores problemas que existe en el arte moderno es la tremenda falta de originalidad. Los realizadores tienden a copiar en lugar de innovar, casi nadie tiene el coraje de arriesgarse a hacer algo nuevo, y cada vez que copian lo hacen peor.
¿No has notado acaso como las películas y las series, han pasado de tener tramas ingeniosas y personajes bien elaborados, a ser solo una, ya demasiado trillada, exhibición de vistosos efectos especiales?
Además, con el afán de querer hacer algo que le agrade a las alocadas y ridículas minorías fanáticas radicales de hoy día, fuerzan cosas políticamente correctas, y terminan haciendo algo sin ningún sentido ni buen gusto, desagradable para cualquier persona normal que lo consuma.
Todo se vuelve falso, artificial, no natural...
La mercadotecnia es lo que está arruinando a la creatividad, el uso indiscriminado de las estadísticas sobre lo que más reditúa en lo inmediato, trae el detrimento de la variedad y el hallazgo de novedades.
Es obvio que la falta de talento de los productores, más la avaricia desmedida de los inversionistas, por obtener mayores ganancias, han sido una mezcla fatal para la calidad del arte dirigido a las grandes masas sociales.
Hoy en día, se encuentra, y por lejos, muchísima más calidad en los artistas menos famosos... y es que para tener fama actualmente hay que sacrificar la libertad de poder hacer lo que uno realmente quiere.
Seguir la moda, es solo perder la originalidad... y yo a todo eso, lo desprecio —sentenció.
—Puedes decir lo que quieras, esta noche no voy a pelear contigo, tengo hambre y estoy cansada..., realmente no me importa. Vamos a comer, que me quiero ir a dormir cuanto antes.
La cena transcurrió con gran parte de la tripulación comiendo junta, en un ambiente afable...
Y al día siguiente, todo se repitió durante el desayuno, ocasión que Valentina aprovechó para darle su información personal falseada a Snake:
—Toma, lo datos míos que pediste —le dijo pasándole un pequeño papel doblado en cuatro—. Investígame todo lo que quieras.
—Lo haré, te lo puedo asegurar —contestó él guardándolo en uno de sus bolsillos.
—Bien, tú lo sabrás todo de mí, y me gustaría saber algo más de ti.
—Algo... ¿cómo qué?
—No lo sé, ¿cuál es tu historia de vida?
—De acuerdo.
Crecí en un bien conocido país sudamericano, una república que había comenzado el tortuoso camino de la decadencia socialista.
Allí pude ver, y de manera muy clara, como el gobierno, a medida que se sucedían los distintos mandatos, se volvía una especie de versión institucionalizada de un reinado.
—¿No había democracia, acaso?
—Sí, la había, pero estaba amañada mediante un Estado fuera de control, voraz, que solo aumentaba su tamaño, y hacía que la gente se volviera cada vez más dependiente de él; y un gobierno inmoral, que manipulaba medios de comunicación, por donde difundía mentiras, e inculcaba el odio en la población, sembrando profundas divisiones, y mucha confusión; así que, en realidad... era como si no la hubiera.
Cuando el fanatismo se apodera de una gran parte de la sociedad, esta deja de pensar, y si a eso se le suman políticos que llegan al poder mintiéndole abiertamente, con sus falsas promesas electorales, a otra gran parte, una elección se convierte en una farsa, no es más que un vulgar fraude.
Como siempre digo: la calidad y la efectividad de una democracia son directamente proporcionales a la inteligencia y cultura del pueblo que la ejerce. Por eso es que los políticos de más baja calaña encuentran a sus votantes, siempre, en el estrato más estúpido de la población..., y, cuando pueden, tratan de fomentar la ignorancia.
En el caso de mi país, fue la demagogia, primero, y enfermizas ideologías, provenientes de minorías enfervorizadas, después, lo que se apoderó de todo el sistema; dando lugar al nepotismo, favoritismo, y un sinfín de tontas proclamas...
Verás, en mi núcleo familiar fui educado para ser un individuo autosuficiente, un cuentapropista, por así decirlo; alguien de carácter independiente, que se esforzara siempre por mejorar, y que progresara en la vida a consecuencia de su trabajo, sin deberle nada a nadie, y que soportara cualquier austeridad que se presentara durante el proceso...
Todo eso influyó positivamente en mi autoestima.
Sin embargo, al crecer, fui viendo como la sociedad en la que vivía se estaba volviendo totalmente contraria a los valores culturales que, con tanto esfuerzo, yo había cultivado... y de los que tanto me enorgullecía, mi propia base moral.
En lugar de rechazar al haragán, al decadente, al fracasado..., se combatía al que trabajaba, al que progresaba, al exitoso; y esa atrocidad emanaba de sus dirigentes.
Los políticos, que se habían convertido en una casta salida de entre lo más indecente de los diferentes estratos sociales de los que provenían, en su insaciable avaricia por más y más poder, pretendían expandir su mafiosa institución: el Estado Nacional, hasta abarcarlo todo, y a todos...
Para ello, fueron creando leyes injustas y opresivas, con solo una finalidad en sus tramposas mentes: el terminar con la libertad y la independencia de toda la población.
Quien no dependiera de ellos sería un individuo libre, y al ser que es libre no se lo puede controlar. Eso es un peligro inadmisible para un sistema totalitario, como el que querían instaurar.
Empezaron por las clases sociales más permeables a sus mentiras, las más fáciles de convencer, y así, el tramado social fue destruido desde abajo hacia arriba.
Se hizo mediante el uso de dádivas y propaganda, las cuales fueron introduciendo de manera forzada.
A medida que compraban voluntades, hicieron cambiar los valores culturales básicos... y todo con el único objetivo final de someter para esclavizar.
Cuando puedes pensar libremente, y ves a algo tan grande como la población que te rodea corromperse de ese modo, solo puedes hacer una de entre tres cosas:
La primera, es simplemente rendirte; integrarte a ese esquema, aunque no te guste..., soportarlo todo, y pasar a ser un simple esclavo más, conformarte.
Eso nunca fue para mí.
La segunda, es oponerte, y luchar con fuerza siguiendo las reglas impuestas... sus reglas. Puedes protestar de manera pública, para conseguir el apoyo de otros, o entrar a la política de algún modo, e intentar usar sus armas en su contra, esperando que, si consigues el apoyo suficiente, todo cambie... algún día.
Claramente es una mejor opción que la primera; pero implica el arriesgarse a pasar el resto de la vida esperando por un cambio que depende de los demás...; no es para mí.
La tercera, es utilizar al sistema ya existente, sin que el sistema te utilice a ti... y fue la opción que elegí.
Comencé así a vivir mi vida como cualquier otra persona, pero sin dejar que nadie más que yo fuera quien controlase lo que hago, ni lo que gano con ello; y eso, encajó perfectamente conmigo... y se convirtió en mi estilo —concluyó.
Ahora Valentina sabía por que Snake era así. Ella, al haberse criado en un país más desarrollado que él, nunca había visto, de una manera tan patente y descarada, ese tipo de cosas, las cuales, sin embargo, no le eran del todo ajenas.
Promediando la mañana, el Ama-gi, reabastecido de combustible se separó del navío y despegó del Océano Atlántico...
Al principio, todo era solo agua por doquier; sin embargo, al poco rato, se comenzó a divisar una masa de tierra en el horizonte, la cual, al acercarse, se fue convirtiendo en unos impresionantes acantilados de más de 100 metros de altura.
—¿Irlanda? —preguntó Valentina.
—Sí, ¿ya la has visitado?
—Estuve algunas veces; pero, nunca me alejé de sus ciudades principales, ya sabes: Dublín, Cork, Galway... Este panorama solo lo he visto en fotos, nunca directamente con mis ojos.
—Pues, entonces prepárate para una vista increíble, que jamás olvidarás.
Un intenso color verde cubría aquellas elevadas praderas, y brillaba como una esmeralda bajo el sol de ese diáfano día.
Observado desde un avión, volando a baja altura, era un espectáculo que dejaba sin aliento.
En un momento el Ama-gi comenzó a descender, acercándose así a un solitario castillo de impecable aspecto.
—Lo que ves allí, justo delante nuestro, es en realidad un hotel, te gustará, está perfectamente cuidado.
Pasaremos unos días en él —dijo Snake.
Así, utilizando nuevamente sus ruedas, el avión tocó tierra y se detuvo en la pradera circundante.
Se hizo una silenciosa pausa mientras caminaban hacia el albergue, y Snake comentó:
—Disfruto el venir aquí, y suelo hacerlo fuera de temporada, poco antes de que esta comience, así evito a los turistas.
Cuando no hay personas cerca todo esto es mucho más... mágico.
Fue así que Snake y Valentina se hospedaron cómodamente allí.
Para la oficial de interpol, aquel tiempo transcurriría en un ambiente de paz y majestuosidad que no había conocido hasta ahora.
Cada mañana, al despertar, se quedaba unos por minutos mirando a través de la ventana de su habitación.
En ocasiones podía ver al hombre que la había llevado hasta ese lugar, y que la hacía sentir tan bien...; Snake le había dado una muestra de lo que era vivir sin ataduras de ningún tipo, y eso lo volvía una persona en extremo interesante para ella:
—¿Estás enamorado de alguien? —le preguntó curiosa durante una cena.
—¿Qué cosa?
—¿Te enamoraste algunas vez? —corrigió ella sutilmente.
—Es posible, de hecho, creo que sí —le dijo él mirándola a los ojos de una manera especial—... De todos modos, nunca caí en esa trampa por mucho tiempo —agregó desviando su mirada.
—¿Trampa dijiste?
—El amor, cuando es correspondido, implica una responsabilidad, una gran responsabilidad... y, como toda responsabilidad, una pérdida de libertad.
—Una responsabilidad... ¿me explicas esa parte?
—Sí, claro. La contraparte puede llegar a sufrir mucho si no te tiene cuidado; y, cuando se ama de verdad, que la persona amada sufra, es siempre algo muy doloroso, y que se pretende evitar a casi cualquier costo.
—¿Entonces prefieres no amar para no sufrir? —preguntó entonces Valentina con un dejo de femenina indignación.
—Prefiero mantener a ese sentimiento bajo mi control.
—O si no, ese sentimiento te podría controlar a ti, dependerías de alguien, y eso es algo que no soportas ni siquiera imaginar, te da miedo, pánico, ¿verdad?
—Exacto...
—Hombres —concluyó molesta.
No charlaron mucho más durante aquella noche.
A la mañana siguiente, y como era ya de costumbre, Valentina disfrutaba del paisaje observando a través de la ventana de su cuarto.
Por allí, a lo lejos, estaba Snake; siempre andaba solo, y ese día se encontraba sentado cerca del borde de los acantilados; miraba hacia el horizonte, parecía absorto en sus pensamientos, tal vez eran sus recuerdos, tal vez sus planes a futuro... o, tal vez, simplemente disfrutaba del momento presente, sin más.
Ni siquiera el viento, que no dejaba de soplar, parecía distraerlo.
Valentina, comenzaba así a entender su estilo de vida, ¿estaba mal, acaso, lo que él hacía?, ¿dañaba a alguien con sus viajes?, ¿y si tenía razón en lo que pensaba y en como vivía su vida en este mundo?, ¿por qué alguna institución debería de tener la potestad de quitarle el derecho de vivir a su manera, en libertad?
Todo lo que Snake le había dicho parecía tener algo de verdad para Valentina, no obstante, y de aceptarlo abiertamente, su sistema de creencias se tambalearía... y eso es siempre algo muy difícil de afrontar para cualquiera.
El cambio interior lleva tiempo, y algo había comenzado a cambiar en ella; eso la conflictuaba, necesitaba buscarle alguna falla crítica al modo en el que este hombre veía las cosas, tenía que hacerlo o su verdadero objetivo se le volvería inalcanzable.
Así, empezaba a angustiarle el hecho de pensar en el momento en el que tendría que arrestarlo.
El precio del arte
Lo que más me atrae de Europa, además de su historia, son las diversas culturas que la integran, y lo físicamente cerca que se encuentran unas de otras.
Al viajar se conocen personas, y uno se da cuenta de que las sociedades siempre quieren integrarse entre sí, intercambiar de todo entre ellas... es como si fuera algo natural, propio e instintivo del ser humano.
No obstante, sus gobiernos se lo impiden, son ellos quienes las separan mediante la imposición de restricciones fronterizas y trabas económicas, y nadie quiere eso, nadie salvo los políticos de turno y los empresarios que mantienen sus oscuros tratos con quien esté en el poder.
Siempre ponen la excusa de la protección de lo nacional, que en boca de los gobernantes solo es una mera excusa para ocultar el avasallamiento de las libertades.
En todo el mundo, no hay nadie que pueda negar que las leyes no se aplican del mismo modo a los poderosos, ya que siempre tienen alguna manera de evadirlas.
Sin embargo, a veces, hasta los ricos tienen grandes problemas, más que nada por la falta de contactos adecuados aunado a lo intrincado y enmarañado del sistema legal vigente... y, en esos casos, recurren a gente como yo.
—¿Qué tal amaneciste? —le preguntó Snake a Valentina mientras ella se desperezaba en la cama.
—Bien, como todos estos últimos días. Esta ha sido la semana más relajante de toda mi vida, ¡no quiero que se acabe nunca! —concluyó sonriente.
—Esta mañana, me llegó un pedido de alguien que ya conozco.
Viajaré a Austria. El trayecto me llevará unas 6 horas. Partiré a media mañana, y arribaré allí al atardecer.
Si quieres puedes quedarte aquí, no tienes por que venir.
—No, no... ni hablar de eso, yo voy contigo.
De ese modo, el Ama-gi despegó del irlandés condado de Clare a las 10 AM, y aterrizó en el austríaco estado federado de Viena a las 5 PM, hora local.
En la homónima ciudad capital de aquella región, y del país, Snake era esperado en un palacio, por su contratista, una bella y adinerada joven, de apenas 23 años.
Luego de descender en un exclusivo aeropuerto privado, y abordar un auto con chofer, especialmente enviado para la recepción, él y Valentina, por insistencia de ella, fueron juntos a la reunión.
—Vaya, parece que este cliente tuyo tiene bastante dinero —le dijo Valentina a Snake en voz baja, al ver la lujosa residencia a la que habían sido llevados—.
Creí que no te agradaban los ricos y poderosos.
—Pues, creíste muy mal... Nunca juzgo a las personas por el estatus económico que tienen.
De hecho, me encuentro en la nómina de varios que son muy ricos.
—¿Qué, acaso esas personas no tienen sus propios aviones privados con sus pilotos?
—A veces, necesitan de alguien que los lleve a ciertas reuniones ejecutivas secretas, o simples vacaciones de las que no quieren que nadie más se entere, ni siquiera sus propios empleados.
La lucha entre clases sociales no es más que otro mecanismo de control que usan los políticos; siempre ha sido, para ellos, una manera más de recabar votos utilizando de la envidia de los que menos tienen, y justificar sus arbitrarias medidas para robar con nuevos impuestos.
A quienes aborrezco es a los opresores, a los que utilizan su poder para someter a otros, a quienes quitan libertades individuales.
Nina es una filántropa, es la hija menor de una acaudalada familia con un largo linaje de nobles en ella. La mayor parte de su fortuna es heredada.
—¿Se trata de una mujer?, no lo habías mencionado —comentó Valentina con un dejo de celos.
En ese momento, la contratista apareció...
—Una mujer muy joven, por lo que veo —agregó algo molesta.
—Bienvenido nuevamente, Snake. Me alegra saber que siempre puedo contar contigo.
—Gracias, Nina..., como siempre es un placer —respondió él por cortesía—.
Quiero presentarte a Valentina, ella está acompañándome en mis viajes, por el momento, al menos —se apresuró a decir Snake previniendo que su seguidora se pusiera creativa, como ya lo había hecho anteriormente.
—Bien, entonces iré directo al punto. Vengan conmigo, por favor.
Nina los condujo entonces a una pequeña galería de arte ubicada en una de las alas de la fastuosa construcción:
—Presten mucha atención a este conjunto de pinturas —les dijo mostrándoles una serie de cuadros de estilo romanticista, propios del arte contemporáneo de finales del siglo XIX—.
¿Les agradan?
—Desde ya. Siempre me han gustado las obras que demuestran el talento del artista —respondió Snake.
—Sí, son realmente muy bellas —refrendó Valentina.
—Estas, son simples recreaciones, versiones apócrifas, falsas... Las originales fueron creadas por uno de mis bisabuelos, un gran artista, y forman parte de mi herencia familiar.
A principios de 1939, mi familia se las prestó a un museo alemán para que las exhibiera. Como ya saben, a finales de ese mismo año estalló la segunda guerra mundial, y las pinturas fueron confiscadas por el partido nazi... Así continuaron hasta el año pasado.
Luego de haber realizado múltiples reclamos, el gobierno actual de Alemania le restituyó finalmente la propiedad de los cuadros a mi familia; sin embargo, y por una injusta disposición aprobada hace apenas unos años, obras de arte como estas no pueden ser sacadas del territorio alemán bajo ningún concepto.
—No me extraña que en el gobierno Alemán se vean las mismas tendencias abusivas que heredaron de los nazis... Son políticos, ¿qué otra cosa se puede esperar de ellos más que atropellos a la libertad y al patrimonio personal? —comentó Snake indignado.
—Sabía que entenderías la situación.
Te convoqué porque quiero que lleves las pinturas de mi abuelo hasta el norte de Italia, hasta una de mis residencias de Lombardía, ubicada en el Lago de Como.
—Dijiste que se encuentran en un museo, habría que recuperarlas de allí primero, y yo no me dedico específicamente a eso.
—En realidad, lo que he planeado es algo un tanto diferente, y más elaborado.
No pretendo privar a los visitantes del museo de poder admirar la belleza de esas creaciones, estoy segura de que mi bisabuelo estaría de acuerdo conmigo; es por eso que no quiero simplemente quitárselas, sino reemplazarlas con estas copias de alta calidad.
Fueron realizadas especialmente para esto, por uno de los mejores atelieres de falsificadores de Europa; según los expertos que contraté tienen una perfección «exquisita» —concluyó.
Acto seguido, tomó una pequeña linterna especial, con la que iluminó los marcos, y los mismos mostraron un intenso brillo inusual.
—El barniz de estos marcos ha sido tratado químicamente para resplandecer ante la luz negra, ultravioleta; esta es la manera más simple de saber que son falsificaciones.
Los cuadros originales se encuentran ahora en un estudio de restauración sito en Munich, a 500 kilómetros de la Isla de los Museos, en Berlín, donde son exhibidos habitualmente.
Mañana serán devueltos, junto con muchas otras obras de arte; viajarán en camión, por ruta, y de noche... Ese será el momento de hacer el reemplazo.
Tengo trabajadores ya infiltrados entre el personal; me responden a mí, e intervendrán en la operación de transporte. Ellos se encargarán de casi todo, tú solo tendrás que volar tu avión. ¿Qué te parece, Snake?
—Perfecto, siendo así, lo haré.
—Excelente, no te imaginas cuan importante es para alguien como yo todo lo referente a sus antepasados, siento que, ahora que ya no están, es mi responsabilidad el proteger lo que una vez fue valioso para ellos —dijo Nina sonriendo tan feliz, que una emocionada lágrima se le escapó, deslizándose por su mejilla.
—Por más motivos que existan, ¿están ambos conscientes de que cambiar esas obras originales por otras falsas es un delito?, es como si fuera una estafa, una estafa cultural en este caso —dijo Valentina.
Al escuchar eso, Nina se sonrió... y le dijo:
—No seas inocente, ¿realmente crees que las obras que se exhiben públicamente en el mundo son todas originales?... ¿No te parece algo extraño que la famosa Mona Lisa esté tan alejada del público?
Para que lo sepas, museos, galerías y críticos de arte se encuentran entre los más activos vendedores que hay en los mercados negros.
Los originales suelen encontrarse en galerías privadas como esta.
—Que lamentable es escuchar eso...
—¡¿Lamentable ?! Lamentable es que la gente no tenga criterio propio y que el arte se haya convertido solo en un muy lucrativo negocio, el cual solo se sostiene gracias a la propaganda: la música, el cine, la literatura, la pintura, la escultura... Todo se basa en simple publicidad y no en calidad.
Se puede ver en casi todas las obras modernas. La gran mayoría de los más conocidos artistas actuales, son simples productos mediáticos, empleados, propiedad de quien les paga la promoción.
No son de los más talentosos, ni nada parecido, es más bien todo lo contrario. Eso se puede ver en sus creaciones: cosas horribles hechas para un público carente de buen gusto, un verdadero asco —sostuvo Nina.
Luego de la airada indignación de la joven noble, se hizo un breve impasse...
—Bien, entonces. ¿Cuál es el plan? —preguntó entonces Snake enfocándose solo en el trabajo.
—Para empezar, las pinturas serán colocadas en un contenedor especial, construido específicamente para ellas, y este irá sujeto por debajo de tu avión, protegido entre los soportes de los flotadores.
Mi personal se encargará tanto de sacar las falsificaciones, como de colocar los originales dentro.
Ahora, pasemos al camión que las transportará.
El cargamento de obras que llevará será muy variado e invaluable, dentro habrá: cuadros, estatuas, colecciones de joyas, etc., y hablamos de cientos de millones de euros, es por eso que se ha escogido el horario nocturno, para que el tráfico en la ruta sea prácticamente nulo, y el traslado se realice sin demoras de ningún tipo; además, se ha incluido una escolta de 2 hombres armados que viajarán junto a la carga.
Tanto el chofer del camión, como los guardias, trabajan para mí. Sin embargo, el vehículo tiene rastreo satelital, y eso se encuentra fuera de mi control; por lo tanto, si no queremos levantar sospechas del cambio, su ruta no puede ser alterada, ni siquiera sufrir detenciones...
Tendrás que descender sobre el acoplado del camión en tránsito.
Los guardias utilizarán entonces una escotilla de ventilación, que posee la caja del remolque en su techo, para realizar el intercambio de las obras.
Finalmente, las llevarás hasta el Lago de Como, donde habrá un yate esperándote.
—Necesitaremos un tramo de ruta lo suficientemente largo como para realizar la operación.
—Hay uno que es totalmente recto, sin puentes y sin túneles... y se encuentra oculto de cualquier videocámara de control policial.
—¿Qué ancho tiene el trailer del camión?
—El estándar.
—Bien, entonces no habrá problema, aunque el momento del contacto entre los vehículos será algo peligroso, una sola ráfaga de viento y...
—¡¿Piensas descender sobre el acoplado de un camión?! ¿Qué clase de locura es esa? ¡Es algo imposible! —opinó Valentina
—No, no lo es —la corrigió Snake.
—Mira, me he cruzado con camiones de esos en la ruta, y sé que no llegan ni a 30 metros de largo. Un avión, por más que pueda aterrizar en pistas cortas, necesita mucho más que eso.
—Olvidas que el camión estará en movimiento, solo tendré que igualar su velocidad y posarme encima.
Solo debo tener mucho cuidado al momento de bajar, para que los flotadores del Ama-gi queden a los costados del remolque, hay pocos centímetros de diferencia, apenas cabrá entre ellos.
—De acuerdo, supongamos que puedas hacerlo. ¿Cómo piensas despegar luego? Las ruedas del tren de aterrizaje de tu avión se encuentran dentro de los flotadores, eso ya lo vi; ahora bien, si quedan a los costados del trailer, no estarán apoyadas en nada, estarán en el aire. ¿Cómo piensas a carretear la distancia necesaria para que el Ama-gi levante vuelo nuevamente?
—No tendré que hacerlo.
Un avión vuela gracias al flujo de aire que se desplaza por encima y por debajo de sus alas, eso es lo que le da la sustentación que lo levanta del suelo; en esencia, todos los aviones son planeadores.
Los motores y el tren de aterrizaje únicamente sirven para hacer que las alas avancen en el aire.
Estando ya detenido sobre el camión, dependeré de que el chofer acelere lo suficiente como para conseguir que la velocidad de aire que circule entre las alas sea la necesaria como para levantar el vuelo nuevamente.
—El conductor que contraté es piloto de camiones de carrera, un verdadero as..., de lo mejor, lo puedo asegurar —reveló Nina y, ante la incrédula expresión de Valentina, y la confiada mirada de Snake, la reunión finalizó.
Snake y Valentina pasaron la noche en un lujoso hotel propiedad de la familia de la contratista, y el día siguiente lo dedicaron a recorrer la bella capital austríaca.
Viena, capital de Austria, se encuentra ubicada entre el extenso río Danubio y las agrestes cumbres de los Alpes, y es bien conocida por su pasado imperial, la música clásica, y su imponente arquitectura.
Mezcla perfecta de clasicismo con arte de vanguardia, es una ciudad señorial que cuenta con unos maravillosos edificios y verdes parques, además de exquisitas cafeterías, bares, galerías, tiendas y mercadillos; todo lo cual la convierte, indudablemente, en una de las ciudades más hermosas y elegantes de toda Europa.
Sin considerar lo anterior, para Snake ese lugar era especial por otro motivo, ya que es la cuna de la famosa Escuela Austríaca, una corriente de pensamiento que se ajusta perfectamente a él, ya que se basa en principios económicos de política anti-intervencionista y liberalismo.
Valentina tenía frío, se abrigaba las manos bajo sus brazos, con los cuales las apretaba para que entraran en calor... y Snake lo notó:
—¿No tienes guantes?
—Sí tengo, pero no aquí. Dejé toda mi ropa en un hotel de Anchorage, en Alaska —se lamentó.
—Ven —le dijo él, y la condujo hasta un comercio de ropa, al que entraron—.
Elige los que más te gusten, y considéralos un regalo de mi parte.
—Gracias...
—De nada, además, aquí aceptan criptomonedas... Aunque siempre prefiero los mercados negros, ahí hay verdadera libertad de precios, y lo mejor es que están libres de impuestos —agregó sonriendo mientras pagaba con su teléfono móvil.
—Si ya sé que no te gustan..., pero no me negarás que, si nadie pagara estos impuestos, el sistema entero se derrumbaría.
—No, estás equivocada, cambiaría por uno superador, uno más libre, uno justo, en el que los gobiernos se financiarían de otro modo.
Sería un sistema en el que los compradores tendrían el poder, y los vendedores competirían entre sí, mejorando.
Los impuestos, en general, nunca son destinados a financiar el motivo por el cual fueron promulgados, los gobernantes siempre los terminan utilizando para sus oscuros motivos.
De hecho, los impuestos al comercio, como lo son el IVA y otros tantos similares, son algo completamente retrógrado, distorsionan los precios finales, y reducen la transferencia de bienes que existe entre compradores y vendedores.
Retrasan el verdadero crecimiento económico de una sociedad. Solo son un sistema de desfalco, otra estafa de los políticos.
Todo el trabajo del ser humano deriva en ganancias... en algunas ocasiones son de tipo material y en otras, de tipo espiritual, pero siempre exclusivamente suyas, y de nadie más.
Quedarse con una gran parte o con la totalidad de ese producto es la más pura forma de esclavitud, y es exactamente lo que los gobernantes hacen a través de impuestos confiscatorios y regulaciones contra el derecho de propiedad.
Por lo general, tratan de ocultar sus verdaderas intenciones tras arteras excusas, según ellos humanitarias, como la redistribución de la riqueza, la igualdad de oportunidades, y la solidaridad social... puro bla, bla, bla. Meras patrañas para las masas sin inteligencia que apoyan a esos demagogos mentirosos.
Solo un estúpido les creería; cualquiera que pase un tiempo viendo los resultados que generan, se puede dar cuenta, y muy fácilmente, que los únicos beneficiados en ese sistema de reparto, son únicamente ellos y sus allegados, la población solo se empobrece y vive cada vez peor.
De hecho, si calcularas cuanta es la carga impositiva de todo lo que compras, y le sumaras los demás pagos que te exige el gobierno por el simple hecho de vivir, te sorprendería saber cuanto del tiempo de tu existencia lo dedicas únicamente a trabajar para el estado; hay países en donde ese tiempo es más de la mitad de tu vida —concluyó.
Salieron entonces del negocio...
—Nadie que no te conociera sospecharía que tu vida transcurre al margen de los demás. Pareces una persona común y corriente.
—Es porque no estoy apartado, sino que coexisto con los que están en el sistema, trato con ellos en la medida que a mí me parece, y no más.
Soy alguien normal, lo anormal es vivir de la manera en la que se vive actualmente, no es lógico el estar sometido desde que nace hasta que se muere —definió.
Valentina había sido adoctrinada para ver en el Estado la columna vertebral de una nación, desde donde, en teoría, se fomentaría la producción, y se distribuirían los recursos para el tan loado «bien común»; en cambio, Snake había visto todo lo contrario, y aprendido que el libre mercado es en realidad lo que hace todo eso, a pesar de la intervención estatal... y además lo hace mucho mejor.
Finalmente, el momento de comenzar la operación llegó.
Debido a lo peligrosa que era la maniobra de descenso del Ama-gi sobre el camión, Valentina se quedaría junto a Nina en su palacio y esta vez Snake volaría solo.
Siendo la medianoche, y poco después de ingresar por el sureste de Alemania, el Ama-gi continuó aproximándose hacia la ciudad de Munich, lugar desde donde ya había partido el camión, y con cuyo conductor establecía un contacto radial:
—Ama-gi a Viajero Nocturno, ¿me copias?
—Fuerte y claro, Ama-gi.
—Me acerco a ti por el sur, según lo planeado; ETA 3 minutos.
—ETA 3 minutos, confirmado. Me mantendré a 120 KPH.
De ese modo, a los 3 minutos, Snake divisó al camión circulando en la ruta y comenzó la maniobra de aproximación final...
Con mucho cuidado fue alineando al Ama-gi justo sobre el centro del acoplado y descendió suavemente sobre él.
—Descenso completado —informó, y el camión bajó su velocidad a 80 kilómetros por hora para asegurarse de que el avión no se moviera por alguna ráfaga de viento, y recién en ese instante la escotilla superior fue abierta.
Uno de los guardias salió por ella y, agazapado, se dirigió hacia el contenedor del avión, abriéndolo; de inmediato se comenzó con la descarga de las falsificaciones, hasta terminar...
—¡Listo!, esas fueron todas. Comencemos a cargar las originales ahora —dijo al terminar.
—¡Hey, mira eso! —le advirtió su compañero, que permanecía en la boca de la salida, y a punto de comenzar con la segunda fase.
Prácticamente salido de la nada había aparecido un contingente compuesto por tres automóviles; los cuales, avanzando en formación, rodearon al camión. Al mismo tiempo, en el radar del Ama-gi apareció un eco lejano en el cielo.
—¡Estén atentos!, algo se nos acerca por el aire —advirtió Snake.
—Vaya, vaya... Pero, miren a quien tenemos aquí. Bien dicen que el mundo es un pañuelo —se escuchó decir a alguien por la radio; era la voz de un hombre, quien irrumpía así en la frecuencia que se estaba utilizando para la operación.
—Duvet..., maldito —dijo Snake en voz baja, y en su tono de voz se notó una gran tensión.
—No es la primera vez que coincidimos en un trabajo, colega... aunque, te aseguro que esta será la última —sentenció el intruso.
Desde uno de los autos, le dispararon entonces a uno de los neumáticos del camión, reventándolo.
—¡¿Qué está pasando allí?! —preguntó Nina por la radio, muy alarmada.
—Creo que intentan asaltarnos —le respondió el chofer del camión.
En ese momento, un segundo disparo, proveniente de otro vehículo, destruyó la cubierta correspondiente al mismo eje, pero del otro lado.
—Sería mejor que te detuvieras, camionero —dijo Duvet.
—Pero... ¿Quién es ese sujeto? —volvió a preguntar la joven.
—Un pirata, mercenario, traficante..., asesino.
Elige lo que prefieras; Duvet, es todo eso, y mucho más —le contestó Snake.
—¡Cuán mala fama me haces, colega!
Por el momento solo soy un trabajador independiente, que acepta ciertos contratos que otros rechazan —aclaró Duvet con un marcado dejo de cinismo.
—¡¿Justo ahora tenía que atacar?! —se quejó Valentina.
—Me imagino que planeaba hacer el robo más adelante... pero, el ver al Ama-gi posarse sobre el remolque, aceleró sus planes —le contestó Snake.
—Están acabando con los neumáticos de a pares para que no pierda el control del camión —dijo el conductor.
—Si destruyen todos los neumáticos del trailer, el camión quedará varado, cambiarlos por nuevos o pasar la carga, sin dañarla, a otro lado les llevaría horas —consideró Nina—.
¿Piensan robarse solo una pequeña parte, acaso?
—No, van a llevarse el acoplado entero, me imagino que, a lo sumo, lo separarán del camión, para deshacerse del rastreador satelital y reducir el peso lo más posible.
Hay un helicóptero para carga pesada que se aproxima a 200 KPH, nos alcanzará en pocos minutos —le respondió Snake, usando una cámara domo, ubicada en la parte superior de Ama-gi, con la que había divisado al poderoso vehículo aéreo acercándose.
—¿Un helicóptero puede levantar ese peso? —preguntó Valentina.
—Esta clase de artefactos, sí... y muy fácilmente. Algunos tienen una capacidad de carga de más de once toneladas.
Por otro lado, este que estoy viendo, tiene unas especie de tenazas mecánicas unidas a él por los costados, con las dimensiones y forma del remolque.
—Correcto. Tenazas con las que tendré el placer de hacer pedazos a tu querido avión, Snake... Estarás de acuerdo conmigo en que siempre hay que superar a la competencia, y aplastarla cuando es posible.
C'est la vie, mon amie —le dijo Duvet burlándose.
—¡Tienes que salir ahora, Ama-gi!, o no lo harás nunca —exclamó el chofer del camión al tiempo que aceleraba.
—Aún no puedo, necesito más viento relativo para despegar, una mayor velocidad del flujo de aire, 90 nudos como mínimo —le aclaró Snake desplegando al máximo los flaps—.
Si no superas los 150 KPH jamás lo lograré.
—Ya destruyeron un eje entero, y ahora están atacando el último.
El chofer hizo bajar entonces el eje flotante, reservado para cuando el trailer lleva carga muy pesada, y que en esta situación le daría un poco más de tiempo para alcanzar la velocidad que pretendía...
Con un agudo chirrido y una pequeña nube de humo los nuevos neumáticos hicieron contacto con el pavimento.
—Solo retrasas lo inevitable, camionero —le dijo Duvet irritado.
Los disparos no cesaban, una a una, las doce ruedas iban cayendo.
Al mismo tiempo, el helicóptero se acercaba... imparable.
Tres vehículos: un camión, un avión, y un helicóptero, se habían convertido en protagonistas de una encarnizada competencia, que se había vuelto un auténtico duelo a muerte entre sus pilotos.
Snake aguardó hasta el último instante, llegó a tener a su enemigo casi encima, y cuando las pinzas del helicóptero se abrieron en par, dispuestas a destrozarlo, usó los alerones de las alas para cambiar el ángulo de ataque de las mismas... y el camión alcanzó en ese momento la velocidad justa necesaria para que el Ama-gi levantara vuelo y se separara de él.
Con un rápido viraje a la izquierda, el avión se apartó de la trayectoria...
Ignorándolo, el helicóptero fue tras su presa original, la cual, pocos metros después, ya con la mayoría de sus ruedas inhabilitadas, quedaba inmóvil en medio de la solitaria ruta.
Las poderosas garras de metal del monstruoso helicóptero sujetaron entonces la carga sin más...
—¡¡Espera un momento, Duvet!! ¡Permite que, al menos, el chofer y los guardias se bajen primero! —gritó Snake, en lo que fue un ruego que no sería escuchado.
De ese modo, el camión entero, con todo el personal que viajaba en él, fue levantado en el aire y llevado lejos, hacia alguna ubicación desconocida, y con un destino incierto...
Cartas sobre la mesa
Detesto a los ladrones. Tal y como yo lo veo, un ladrón no es alguien muy diferente a un esclavista.
Un ladrón te despoja de algo por lo que has trabajado, y se lo queda él, mientras que un esclavista te obliga a trabajar para él... Lo cual es prácticamente lo mismo.
Ambos se apropian de tu tiempo de vida, adueñándose de lo que has producido..., y lo hacen en contra de tu voluntad, o sea, de una manera forzada.
Funcionan exactamente igual que los impuestos. Solo que, en este último caso, las leyes ni siquiera te amparan, sino todo lo contrario, te condenan. Lo cual es lógico si se analiza la función de los impuestos, quienes los crean y quienes se encargan de que sean pagados.
Con la excusa de solventar al Estado Nacional, una entidad que solo ellos manejan a su entera voluntad, volviéndola siempre más y más onerosa, los políticos se la pasan creando nuevos impuestos, y luego la justicia, que es una parte integral de ese mismo Estado, los cobra a la población de una manera compulsiva y obligatoria utilizando la propia fuerza pública, la cual monopoliza.
Así de amañado es el sistema...
Luego del incidente de la noche anterior, Snake recogió a Valentina, y el Ama-gi se dirigió, de todos modos, al Lago de Como, en Italia, donde acuatizó.
Una vez allí, ambos fueron alojados en una lujosa mansión de la zona, perteneciente a la familia de Nina, donde pasaron la noche...
Era ya de mañana, y Snake se había levantado, terminando una taza de café y sentado en un sillón, estaba vestido con su ropa diaria, casi como si se dispusiera a salir, en ese momento miraba la televisión:
—Según revelaron las autoridades, el audaz atraco se produjo poco después de la medianoche. Aún no se sabe que fue lo que ocurrió con el camión, el cual, simplemente, parece haberse esfumado, y cuya carga se encuentra valuada en cientos de millones de euros.
Las compañías aseguradoras afectadas con el asalto anticiparon que no podrán afrontar la cobertura del total robado, ya que eso las llevaría a la quiebra inmediata; por su lado, los dueños y cuidadores de las obras, las acusan de estafadoras, debido a las altísimas primas que estas les han estado cobrando durante años anticipando una situación como esta.
Se espera una larga y dura batalla legal —dijeron en el noticiero.
Todo lo que implique un pago previo por una contingencia futura es una estafa, la gran proliferación de las compañías aseguradoras así lo demuestra.
La mayoría de las personas jamás necesitarán del seguro que pagan, si no, la empresa de cobertura, obviamente, quebraría; y, en los pocos casos en los que eso suceda, esta, siempre tratará de compensar lo menos posible... son estafadoras.
Para mí, contratar un seguro, esperando que alguna vez sirva de algo, es como ir al casino con la esperanza de salir siendo millonario.
La estafa de los pagos por un hipotético beneficio a futuro, no se circunscribe solo a compañías privadas, los gobiernos también suelen robar de este modo.
En muchos países es obligatorio, para toda la población activa, el entregar una parte de su salario a entidades jubilatorias y coberturas médicas estatales, las cuales son siempre calamitosas.
Si tienes la desgracia de estar atrapado en uno de estos sistemas públicos, toma una calculadora y saca la cuenta de todo el dinero que te obligarán a pagar a lo largo de tu vida, y luego investiga cuanto más te rendiría de invertirlo en algo...
Además, lo podrías heredar a tus hijos, así como también tus padres te lo podrían haber heredado a ti, incrementando así todo el patrimonio familiar.
De este modo los políticos se aseguran de tenerte a ti y a toda tu descendencia siempre pobre, endeudada, dependiente de sus dádivas, y luchando por subsistir.
Mientras que tu dinero lo usan ellos...
En ese momento apareció Valentina, estaba recién levantada y aún medio dormida, y apenas vestía una corta bata:
—No es que me queje de estar en este idílico lugar, pero... ¿hasta cuándo nos quedaremos aquí? —preguntó Valentina.
—Hasta saber a donde fue llevado el cargamento de obras de arte. Mi comisión aún no ha terminado, y nunca le fallo a un cliente.
—La investigación policial de algo así puede llevar semanas, esos sujetos eran profesionales.
—Antes de separarme del camión, solté un marcador GPS en él. Es magnético, quedó firmemente asido al metal.
—¿Otra de las sorpresas ocultas que tiene el Ama-gi?
—Sí, se trata de un cañón neumático ubicado bajo el morro, con el que puedo lanzar objetos pequeños, aunque de diversos tamaños, los cuales llevo conmigo en la cabina, como pueden ser: granadas de humo, o balizas como estas —dijo mostrándole una que sacó de su bolsillo y que parecía un grueso medallón—. Son bastante prácticas, las he usado muchas veces para señalizar ubicaciones en vuelo, sin detenerme...
La carga se encuentra aún en movimiento, en cuanto quede fija sabré adonde ir a recuperarla. Tengo contactos se están encargando del seguimiento mediante el uso de diversos satélites.
Estiman que tendrán algo en las próximas 72 horas, me comuniqué con ellos esta mañana...
Por cierto, también me pasaron el informe sobre ti: diseñadora, viajas por el mundo en busca de inspiración, te gusta el tiro al blanco, tienes una hermana que vive en Arabia Saudita, etcétera, etcétera...
Y todo es imposible de verificar, así que... ¿Quién te envió? ¿Para quién trabajas, Valentina?, si es que ese es tu nombre.
—No sé de que me hablas.
—Mira, mis colaboradores de la darknet no solo examinan de manera exhaustiva todos los datos de las personas que les mando, sino que además crean una red de conexiones entre ellos. Cuando no pueden establecer esos enlaces de conexión entre datos, concluyen que la información es falsa.
Es un método infalible... según ellos.
Igualmente, siempre sospeché de ti, desde el momento en el que te apareciste en mi cabaña; dijiste que el dueño de la tienda donde nos conocimos te había dado la ubicación mediante coordenadas... No obstante, nadie, más que yo, conoce ese dato.
Al día siguiente, encontré el rastreador GPS que escondiste en los soportes de los flotadores del Ama-gi; lo dejé, ya no tenía caso removerlo, solo te hubiera alertado, y quería ver hasta donde llegarías...
—¡Maldito, bien que te acostaste conmigo a pesar de todo!
—Tú te me ofreciste a mí... y, aunque seas una manipuladora, ningún hombre, que se precie de serlo, rechazaría a una mujer con tu belleza.
También fuiste dejando otros indicios, por ejemplo: para empezar, te definiste como una gran aficionada a la fotografía, pero pediste un simple asesoramiento sobre un par de binoculares, lo cual no fue lógico; más adelante, identificaste a una fragata guardacostas canadiense con solo verla, eso no es algo común que haría cualquiera; luego, te presentaste como mi novia, sin ningún motivo..., supongo que fue para que Brisia entrara en confianza contigo y te diera información que no le daría a una desconocida; y, por último, en tus perfiles dice que practicas tiro con pistola, lo cual demostraste sobradamente en Canadá, y es algo poco habitual en una diseñadora; no obstante, no encontré ni una sola foto tuya al respecto, casi como si alguien lo hubiera agregado de manera apurada, para justificar tu destreza.
Todo acerca de ti es una gran mentira, Valentina —finalizó.
Nerviosa por la asertiva acusación, la agente miró hacia la silla donde estaba su ropa...
—¿Quieres esto, acaso? —le preguntó Snake mostrándole la pistola que había sacado de allí.
Valentina estaba tensa, no respondía nada... y Snake caminó hacia ella:
—Tómala —le dijo al tiempo que le ofrecía el arma, sujetándola desde el cañón.
Valentina la agarró de la cacha con firmeza, empuñándola... y, a pesar de que él aún la retenía con su mano, ella dejó caer su fachada:
—Soy la teniente Valentina Borghi, agente de interpol, pertenezco a una división especializada en el control fronterizo internacional.
Investigo a una red criminal de la que, sospecho, formas parte.
—Trabajo solo, y lo sabes bien.
—No estoy convencida de ello. En estos últimos días te he visto cometer un sinnúmero de muy serias violaciones a las leyes de diversos países... Por lo pronto, ¡estás bajo arresto!
Se miraron a los ojos seriamente, casi con odio, desafiándose, y a pesar de que hacían fuerza, ninguno soltaba la pistola...
—No necesito de un arma para ponerte bajo mi control —le dijo ella con voz temblorosa.
—Me imagino que no, ellos seguramente te entrenaron muy bien.
Aprovechándose de tu buena fe, de tu inocencia, y de tu nobleza, te programaron para ser un engranaje más de su maquinaria —respondió él, y dirigió la punta de la pistola hasta colocarla en el centro de su propio pecho, directamente sobre su corazón.
Dispara... Elijo que me mates antes de que me arrestes, prefiero perder mi vida que mi libertad.
—¡¿Qué?! ¡Estás demente!
—Soy coherente con mis principios. ¿Acaso crees que me importa morir? Si así fuera, sería menos libre... El apego a la vida te quita libertad; ¿alguna vez lo pensaste?
—Tú no me mandas...
—Hay otros que lo hacen, y deberías ser tú quien lo hiciera.
—¡No voy a matarte!
—Claro que no, y tampoco vas a arrestarme.
—¿Eso crees? —dijo con una desafiante risa forzada—. Dame un solo motivo para que incumpla con mi deber como oficial de la ley, y no te detenga ya mismo.
—De veras que no tengo ninguno, como ya lo dijiste, en estos días, me has visto violar infinidad de leyes... y este es el trabajo que elegiste; sin embargo, apuesto a que, de todos modos, no lo harás.
El tiempo se detuvo en ese momento para Valentina, su mente estaba confundida...
—Mira, no puedo cambiar como funciona el mundo, pero si puedo elegir como quiero que funcione mi vida —le dijo Snake soltando el arma—. Creo que todos somos libres de decidir eso, hasta los que deciden, en mayor o menor medida, vivir controlados por el sistema.
Te entregaré tus esposas, y tú decidirás como proceder... Pero, antes de hacerlo, quiero que mires mi teléfono, hay algo que tienes que ver en él —finalizó entregándole ambas cosas juntas.
Cuando Valentina miró el celular, vio la imagen de una sonriente niña, de rasgos orientales, y que aparentaba tener poco menos que 10 años de edad.
Esa foto era parte de un desesperado mensaje que su padre le había hecho llegar a Snake, y que Valentina comenzó a leer...:
«Señor, Snake. Esta pequeña que ve, se llama Mei Ling, su nombre significa "hermosos destellos de piezas de jade", y yo soy su padre.
Ella está lejos de mí en este momento. Semanas atrás fue internada en un hospital de Zhangjiajie, en la provincia China de Hunan, y se encuentra muy grave... Espera un trasplante cardíaco, y lo necesita de manera urgente.
Hace unas pocas horas ocurrió un terrible accidente en Sichuan, una provincia cercana a donde está mi hija..., en el hecho murieron varios niños.
Me encuentro en un hospital de allí, junto a los cirujanos que atendieron a las víctimas... Hay un corazón compatible con Mei Ling.
Sin embargo, nuestro gobierno tiene completamente aisladas a ambas provincias debido a unos brotes epidemiológicos que pretende contener de ese modo.
Comencé de inmediato los trámites para el traslado del órgano, sin embargo, el personal del hospital ya me ha advertido que nunca se terminarán a tiempo... y el tiempo es algo crucial en una situación como esta.
Los médicos dicen que Mei Ling morirá en pocos días más, si no recibe un corazón nuevo. Esta operación es su única oportunidad de seguir viviendo.
El dinero no es un problema para mí, pídame lo que usted quiera, le firmaré un cheque en blanco de ser necesario, solo le ruego que salve a mi hija».
Los bellos ojos de la decidida oficial habían cambiado de actitud, y estaban a punto de llorar ante ese descarnado pedido...
—Ahora, serás tú, oficial Borghi, con tu libertad de elección, quien decidirá si ser parte del sistema al que sirves, o no.
Cumple con tu deber, y esa niña morirá... En este punto se decide que es lo que eres, se define tu humanidad —sentenció Snake.
Valentina bajó su arma, y pensativa dijo:
—En toda mi vida, jamás violé ni una sola ley, y ahora... ya no sé ni lo que hago.
—Yo te diré que es lo que haces. Haces lo correcto, Valentina, lo correcto, lo que tu conciencia te indica.
—¡Desgraciado! Me pones entre la espada y la pared... ¿y dices que me das a elegir?, ya sabes de antemano cual será mi respuesta.
Pero, no te engañes... Esto es solo una tregua, porque no me separaré de ti ni por un segundo, y cuando todo haya terminado, te arrestaré, eso te lo prometo.
El corazón de Asia
Que un país sea poderoso no quiere decir que sea honesto, ni que sus pobladores sean libres.
Las grandes potencias mundiales, sin importar cual sea su ideología declarada, usualmente esconden todo lo malo que tienen, sus peores fallas, tras rimbombantes máscaras que obnubilan a los que se dejan llevar por la simple propaganda.
Un buen ejemplo son los desfiles militares..., burdas propagandas que solo ocultan la decadencia de la dirigencia política de turno.
Los retrógrados regímenes totalitarios, como los comunistas, o sus arteros herederos, los socialistas, siempre le ponen a todo lo que hacen el nombre contrario a lo que realmente son; por ejemplo, en el caso de China, comunista: su ejército de liberación, ha sido siempre un ejército de opresión que ha sometido a su propia población; la revolución cultural, fue un movimiento que intentó erradicar las tradiciones y el milenario conocimiento ancestral; en mi país, donde imperaba una ideología afín, socialista, le decían justicia legítima a lo que era injusto e ilegítimo, les daban subsidios a quienes no trabajaban, y les ponían a esos planes sociales nombres absurdos, como trabajar, le llamaban reconstrucción a lo que era una absoluta destrucción... y así podría continuar, todo al revés de lo que realmente era.
No obstante, una mentira nunca podrá cambiar la cruda realidad, la verdadera y auténtica esencia, de lo que es algo.
Es normal el sentirse enojado al saberse engañado, pero es mucho más importante decidir que se hará luego de comprobarlo.
De ahí mi actitud con Valentina, ella ha sido engañada toda su vida, se ha esforzado siguiendo falsos ideales, y recién ahora está viendo la verdad...
Sin más demora, y con su tanque de combustible completamente lleno, el Ama-gi despegó del bellísimo y lujoso lago italiano a toda velocidad, emprendiendo así un viaje, contra reloj, de 9 000 kilómetros que llevaría 17 horas en ser completado.
La mañana estaba hermosa, el sol brillaba en un cielo despejado, sin embargo, en la cabina del avión la situación era tensa...
Valentina intentaba encontrar algo en Snake que le facilitara su tarea oficial, necesitaba odiar algo de él, y no podía:
—No lo entiendo... no eres una mala persona. ¿Por qué elegiste este camino?, este estilo tuyo tan antisistema, del que tanto te enorgulleces.
No estás en contra del gobierno de tu país solamente, estás en contra de prácticamente todo el mundo.
—¿Es que acaso todavía no te das cuenta? —dijo él con una media sonrisa—; el famoso nuevo orden mundial que se quiere imponer hoy día a toda la humanidad, es en realidad el viejo orden mundial... y yo no pienso someterme a él.
Cuando analizas la historia del hombre, ves que siempre hubo reyes y poderosos líderes religiosos combatiendo entre sí, todos librando cruentas y sangrientas guerras por el dominio, donde morían miles y miles de personas bajo sus órdenes.
Así, muchos de ellos terminaron muriendo también, ejecutados al caer ante sus enemigos...
Los que les continuaron, aprendieron de todo aquello, y buscaron una manera mucho más segura de obtener el mismo objetivo final, que es la esclavitud de toda la humanidad.
Hoy en día, se han ocultado, están en las sombras, y no se los puede identificar tan fácilmente. Los titiriteros actuales ya no se dejan ver, así están a salvo, mientras que sus marionetas caen y son reemplazadas por otras.
Tienen grandes empresas multinacionales, que lo abarcan todo, y manipulan medios sociales, y de comunicación en general, a su entero antojo.
Pactan con cualquier político que necesiten, sin importarles su bandera o ideología, y todo siempre con un solo objetivo: obtener ganancias más abultadas, su avaricia no tiene fin; eso fue más que evidente durante la segunda guerra mundial, cuando muchas empresas norteamericanas proveían de recursos a las fuerzas alemanas, y eso no es un invento paranoico mio, es parte de la historia registrada.
Los gobiernos son solo el fusible que se cambia cada cierto tiempo para que la sociedad no se sienta dominada, sino que sus individuos crean que tienen el control de sus vidas, y así permanezcan contentos y felices, produciendo, usando su tiempo de vida para el real beneficio de sus oscuros y verdaderos amos —concluyó Snake ante la reluctante mirada de Valentina, que no tomaba casi nada de aquello en serio.
Así, el viaje continuó durante 4 horas, por 2 000 kilómetros, hasta llegar a la península de Crimea, ubicada en el Mar Negro, límite natural sudoccidental de Rusia. El cielo estaba nublado, gris, con una tenue llovizna que no cesaba de caer, promediaba la tarde.
En aquella zona, Snake tenía contactos en una refinería, en la que cargó combustible...
—Dime algo, ¿qué sabes de los Corsarios? —le preguntó Valentina mientras esperaban.
—Eran piratas que trabajaban para reyes.
—Me refiero a un grupo actual que se dedica al tráfico internacional de lo que sea que te puedas imaginar: armas ilegales, sustancias de todo tipo, arte robado, personas... de todo.
—Nunca escuché nada de ellos. Pero, le pediré a mis contactos que investiguen al respecto; si es que existen, ellos lo sabrán.
El vuelo continuó...
Pasadas 3 horas más, y 1 500 kilómetros hacia al este, en el Mar Caspio, la operación se repitió en una instalación local, similar a la anterior... El sol ya se ocultaba por el horizonte.
—De aquí continuaremos hasta llegar a China, entraremos por el Tíbet, que es una región autónoma.
El partido comunista chino no es nada bien visto por esa zona, luego de que la invadiera, usando su gran ejército para anexarla por la fuerza hace años.
Allí, el control fronterizo chino es mucho menos intenso —dijo Snake mientras aguardaban a que el proceso de carga terminara...
—Tal y como lo dices, parece que ya conocieras todo el mundo —comentó Valentina.
—El mundo es muy grande...; es solo que tengo unos monjes amigos míos por allí, con los que comercio de vez en cuando.
Cultivan muchas hierbas difíciles de conseguir. Por ejemplo, tienen una de las variedades de cannabis más antiguas que se conocen.
—¿También traficas drogas?
—Sustancias medicinales prohibidas —la corrigió él casi como reprendiéndola.
—Ya no me extraña nada —suspiró ella resignada...
—Mira, el proceso de legalización de una droga responde a cosas que nada tienen que ver con sus efectos farmacológicos, como son la política, o distintas fuerzas económicas, como las grandes empresas farmacéuticas, o incluso los cambios de mentalidad de la población en general.
Si no fuera así, el alcohol sería la droga más ilegal del mundo.
Para tu información, en España, hace un siglo, se comercializaba heroína en las farmacias. El opio y la morfina fueron legales hasta 1914 en los Estados Unidos, y la marihuana hasta 1937... y el alcohol estuvo prohibido con la famosa ley seca —concluyó.
Una vez repostado, el Ama-gi prosiguió por otros 2 000 kilómetros, así, en 4 horas, llegó a la frontera tibetana:
—Estamos en medio de la nada y ya es bien de noche... ¿en cuál sitio extraño vas a cargar combustible ahora? —le planteó Valentina.
—¿Sitio extraño dijiste?... ninguno; de hecho, usaré el más habitual de todos. ¿Por qué otro motivo iría volando justo por encima de una ruta? —contestó Snake—.
Mira, allí —señaló.
—¿Una estación de servicio? ¡¿cargarás gasolina en una estación de servicio, como si el Ama-gi fuera un automóvil?!
—Sí, ¿por qué no?... Aunque no será gasolina, sino algo un poco más pesado: queroseno.
Fue así que, luego de aterrizar, y valiéndose del camino como pista, el Ama-gi procedió a recargar sus tanques hasta llenarlos a tope, todo ante los sorprendidos ojos de algunos conductores que veían a la aeronave repostar como si fuera cualquier vehículo de tierra.
Sin embargo, la atención de Snake se encontraba en el cielo:
—Pásame tus binoculares —le pidió a Valentina.
—Toma... ¿qué quieres ver?
—Apenas pueden verse cuando tapan las estrellas... Hay un par de drones sobrevolando por encima nuestro, y apostaría a que son del ejército chino. Vamos a tener problemas.
Cuando el avión despegó nuevamente , los VANT, vehículos aéreos no tripulados, comenzaron a seguirlo. Así, pasaron 3 horas...
—Ama-gi a Conejo de Jade; me encuentro en ruta hacia el punto de reunión según lo planeado, ETA 1 hora —dijo Snake.
—Entendido Ama-gi, tendrás todo listo al llegar —fue la respuesta recibida.
—¿Qué significó ese mensaje? —preguntó Valentina.
—En el hospital van a extirpar recién en este momento los órganos del niño donante.
Hasta ahora, mantuvieron al cuerpo funcionando de una manera artificial. Dada la condición en la que había quedado, los médicos podían hacerlo por un corto tiempo.
Tenía que manejarse de este modo, no había otra opción... a pesar de conservarse en frío, el corazón humano solo es trasplantable hasta 6 horas después de su extracción.
Así, luego de recorrer 2 000 kilómetros desde su última parada, el Ama-gi se situaba sobre la provincia de Sichuan, y descendía en un pequeño aeropuerto cercano al hospital. Allí era esperado por una ambulancia, con una pequeña comitiva médica, y el padre de la niña, cuya vida pendía de un hilo.
Todavía no amanecía y hacía mucho frío...
Mientras el personal encargado de las operaciones de pista reabastecía al avión, nuevamente, las partes se conocían cara a cara por primera vez:
—Quiero agradecerle infinitamente por esto que hace —le dijo el progenitor de la infante a Snake.
—No tiene por qué, es mi trabajo. Por cierto, con respecto al pago...
—Ya hice todos los arreglos con el hospital de Hunan, no se preocupe, la carga estará completa, y esperándolo —contestó el hombre.
En ese instante, se acercó presuroso uno de los guardaespaldas que trabajaban para él, y le dijo algo al oído—.
Me temo que hay un problema, me acaban de informar que la policía viene hacia el aeropuerto.
—Sabía que tendríamos problemas —dijo Snake entre dientes—.
Dígales que aborten la carga de combustible, tenemos que partir ya mismo —ordenó.
Rápidamente la pista fue despejada, y para este tramo del viaje se anexaron al Ama-gi: un enfermero, que llevaba el corazón en una heladera portátil, y el padre de la niña, quien viajaría junto a Snake en la cabina hasta el hospital de destino; Valentina iría detrás, en el área de pasajeros.
En ese momento, tres automóviles policiales se presentaron en la escena, irrumpiendo a gran velocidad.
Tomaron por la pista y comenzaron a perseguir al Ama-gi, que se disponía a despegar...
Uno de los autos alcanzó a ponerse delante, impidiéndole el avance.
Snake, lejos de detenerse, viró hacia la izquierda, saliéndose de la zona de pista propiamente dicha, para continuar por lo que era una simple calle interna, por la cual comenzó a acelerar...
—¿Qué está haciendo? —le preguntó el padre de la niña alarmado.
—Voy a intentar despegar desde aquí.
—No creo que puedas lograrlo, nos están alcanzando —advirtió Valentina al ver por las ventanillas laterales traseras como se aproximaban los vehículos de la policía.
En ese instante, Snake hizo uso de otro de los inusuales recursos de los que disponía el avión: y una serie de boquillas, ocultas tras los flotadores, comenzaron a emitir un muy denso flujo de humo tras la nave, reduciendo la visibilidad de sus perseguidores a nula...
Solo segundos después, los autos perdieron el control, golpeándose entre sí, y quedaron finalmente atravesados en la vía sin ya poder continuar...
El Ama-gi consiguió entonces despegar tranquilamente.
—No comprendo por que la policía apareció así de repente y nos persiguió —dijo el padre de la niña.
—El ejército nos detectó cuando ingresamos, están usando drones para seguir nuestros movimientos —le reveló Snake.
Un par de horas después, ya llegando al aeropuerto de Hunan, la situación se tornaría aún mucho más compleja...
—¡Veo varios móviles policiales desplegados a los costados de la pista! —informó Valentina, quien oteaba atentamente todo con sus prismáticos a través de las distintas ventanillas de los pasajeros—. Si bajamos nos detendrán de inmediato...
—¿Tiene algún contacto que sea de su confianza en el hospital donde está su hija? —le preguntó Snake al padre de la niña.
—Sí. Prácticamente todo el personal... No solo están encariñados con Mei Ling, sino que, además, los directivos son amigos personales míos.
Además, todos los años le hago generosos donativos al nosocomio.
—Excelente, porque necesitaremos de su ayuda. Llámelos, usted será mi traductor.
Fue así que un improvisado plan se puso en marcha...
El vuelo se dirigió directamente al centro de la populosa ciudad, en donde se encontraba el nosocomio.
Valentina se acercó a la cabina y le preguntó a Snake:
—¿Qué piensas hacer? ¿Lanzarás la heladera con un paracaídas?
—No tengo los implementos para hacerlo, pero hubiera sido una buena idea, la anotaré para otra ocasión...
Usaré la avenida que pasa frente al hospital como pista de aterrizaje.
—¡¿Estás loco?! Se encuentra atestada de automóviles en tránsito, es la hora pico matinal. ¿Qué no los ves, acaso? —advirtió quejándose al tiempo que se apresuraba a sentarse en el asiento más próximo, ajustándose ya el cinturón.
—Tengo el hospital a la vista —dijo Snake reduciendo la velocidad y bajando la altura al tiempo que configuraba la nave para un aterrizaje en pista corta—. ¡Déles la orden, ahora! —le indicó al padre de la niña, quien , vía telefónica, así lo hizo.
Delante del hospital, dos ambulancias encendieron sus luces y, con sus sirenas sonando, partieron a toda velocidad haciendo que los vehículos se hicieran a un lado al darles paso prioritario.
—Me dicen que van a 90 kilómetros por hora y que ya no pueden acelerar mucho más —dijo el padre de la niña.
—No se preocupe, este avión destaca por ser uno de los que mejor performance STOL tiene en el mercado...
—¿STOL?
—Siglas en inglés para short take-off and landing, «despegue y aterrizaje corto» —aclaró Snake.
Planeando al mínimo de velocidad, con sus flaps totalmente desplegados, y a punto de perder sustentación, el Ama-gi se fue aproximando a las ambulancias, para terminar bajando justo por detrás de ellas, al aplicar todo su empuje inverso, utilizando la reversa de sus turbohélices.
En cuanto se detuvo por completo, el enfermero, junto al agradecido padre, se subieron a una de las ambulancias, la cual partió raudamente hacia el hospital.
Desde la otra unidad, dos enfermeros más comenzaron a descargar una serie de cajas con medicamentos y diferentes insumos médicos que se apresuraron a cargar en las bodegas frontal y trasera del Ama-gi.
En ese momento, se comenzaron a escuchar sirenas policiales que se acercaban.
—Ya vienen, y antes de que te mofes de mí con alguna tonta pregunta burlona... ¡No!, no tengo ninguna intención de detenerte en este territorio; si la policía china nos atrapa, lo más probable es que desaparezcamos los dos..., eso pasa demasiado seguido por aquí —le dijo Valentina a Snake.
Los enfermeros terminaron de pasar las cajas apurados, y entonces, nuevamente, con la ambulancia unas decenas de metros por delante, luces prendidas y sirena sonando, el Ama-gi comenzó a carretear para despegar.
Inesperadamente, una moto policial llegó por una calle lateral y se emparejó al avión.
Durante unos pocos segundos, el oficial que la conducía examinó el tren de aterrizaje de la aeronave, el cual utilizaba cuatro pequeñas ruedas en total, ubicadas al medio y en la punta de los dos flotadores.
Entonces desenfundó su arma y le disparó a la rueda delantera del flotador izquierdo, reventando el neumático...
Inmediatamente, una cortina de chispas comenzó a saltar por la fricción del metal de la llanta y la lámina de titanio que recubría la quilla del flotador, al contacto contra el pavimento, al mismo tiempo el avión comenzó a girar hacia ese lado.
Snake desaceleró un poco el motor de la derecha...
—¡¿Qué haces?! ¡Si perdemos más velocidad, nunca lo vamos a lograr! —exclamó Valentina.
—No puedo compensar la guiñada con el timón de dirección, y tengo que mantener el curso recto; no obstante, tienes toda la razón, no despegaremos a esta velocidad —dijo Snake tratando de pensar en alguna solución—...
¡Valentina, abre tu puerta y dispárale a la rueda delantera de tu lado!
—¿Quieres que la destruya?
—¡¡Sí, sí. Hazlo ya mismo!!
—De acuerdo —dijo ella obedeciéndole.
Valentina abrió la puerta de la cabina correspondiente a su lado y salió al exterior; moviéndose agazapada sobre el flotador, se posicionó hasta conseguir una línea de disparo limpia hacia el neumático...
Así, mientras se sujetaba de la estructura de la nave, con su mano hábil sacó su arma.
De un solo balazo, directo, la precisa oficial acabó con la otra rueda delantera, y una nueva cortina de chispas comenzó a salir de la punta del flotador...
—Bien, ahora sí que lo lograremos —dijo Snake emparejando la potencia de ambos motores al máximo mientras volvía a desplegar a tope los flaps de las alas para levantar vuelo lo antes posible—.
¡Sujétate muy bien! —le advirtió a su compañera en cuanto entró y, utilizando toda la reserva de óxido nitroso, sobrealimentó los motores.
La súbita y violenta aceleración provocó que la cortina de chispas de los flotadores se incrementara de una manera exponencial, al tiempo que la aeronave conseguía el empuje extra necesario para levantar el vuelo finalmente.
Así, el Ama-gi se dirigió con rumbo hacia el sudeste, para salir de la China continental...
Paraíso tropical
La protección del medio ambiente es otra de las grandes causas de la que se valen los políticos de todo el mundo para cobrar más impuestos, y así hacer más de sus oscuros negociados privados en el proceso. Las empresas de construcción y las dedicadas a la minería son socios habituales de todos ellos.
No es que piense que el cambio climático sea un fenómeno ilusorio, está a la vista de todos que es algo real; lo que no creo en absoluto es que el ser humano tenga el poder suficiente como para provocarlo... ni tampoco para evitarlo.
El clima del planeta cambia como parte de un ciclo natural de miles de años. Hoy hay grandes desiertos, donde alguna vez hubo selvas y viceversa, y la actividad industrial del hombre ni siquiera existió para tener una mínima influencia. Un ejemplo es el Sahara, en la actualidad es un páramo estéril de interminables dunas y montañas labradas por la erosión, hace sólo 7 000 años fue un oasis de vida, cubierto por grandes extensiones de bosque fluvial... y algún día volverá a serlo.
Los gobiernos lo saben perfectamente, pero no hacen hincapié en ello; solo así se pueden aprovechar de la bienintencionada población.
Es algo muy obvio cuando se analizan las medidas que toman... ¡son solo cosméticas!, lo único verdaderamente patente, y constante, es que siempre lo encarecen todo.
Como siempre digo: preséntale a un político un problema, y este te dará una solución que será inútil, generará nuevos problemas, y se quedará con tu dinero en el proceso.
Algunas cosas, como la imposición de los vehículos eléctricos, solo trasladan la contaminación de un lugar a otro, analizarlo es muy fácil: ¿cómo generarán la energía limpia necesaria para cargarlos? o ¿qué se hará después con todas las baterías obsoletas para que no contaminen?; otras, como los parque eólicos, son solo ilusiones, nunca se le dice a la población que se invierte más energía en crear y mantener a cada una de esas gigantescas turbinas, que toda la que ella producirá en su período de vida útil.
Por lo pronto, y con las cubiertas del tren de aterrizaje de mi avión dañadas, me alegro de que el nivel del mar sea el que es actualmente, y así tener suficiente agua cerca como para poder descender en ella...
—¿Hacia dónde vamos? —le preguntó Valentina a Snake.
—A Filipinas... pero no nos alcanzará el combustible.
—¡¿Qué, qué?! —exclamó alarmada cuando, justo en ese instante, vio a ambos motores detenerse.
—Lo que dije, no pudimos completar la última carga... Lo siento mucho —agregó Snake con resignación.
Planeando, el Ama-gi bajó en medio del mar del sur de China, sin nada más que agua a la vista...
—¿Y ahora qué haremos?
—Esperaremos...
—¡¿Esperaremos a qué?!
—A que la corriente nos acerque a alguna isla. Si quieres beber algo, o te da hambre, hay provisiones en la parte trasera del avión.
—¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo?!, ahora somos una especie de, de... ¡náufragos!
—Tranquilízate, no seas exagerada...
La mañana está hermosa y el día seguirá así, disfrútalo. Si quieres, puedes salir y tomar sol; prueba recostarte en uno de los flotadores, son muy cómodos.
De ese modo, pasaron unas horas. Snake se acostó a dormir en uno de los asientos del área de pasajeros, reclinándolo, Valentina, por su lado, no dejó de mirar con sus prismáticos al horizonte, hasta que...
—Veo algo allí, a lo lejos...
¡Es tierra!, ¡¡Snake, despierta!!, ¡¡¡Tierra a la vista!!!
—De acuerdo, ya te escuché... deja de hacer tanto alboroto —se quejó él al tiempo que, provisto con una pistola de bengalas en la mano, abría una de las puertas del avión y lanzaba una señal al cielo.
Valentina se le quedó mirando, sin entender muy bien lo que estaba pasando...
—Relájate, ya vienen —le dijo Snake y se recostó nuevamente.
—¡¿Quiénes vienen?!, ¿qué va a pasar?
—Aguarda, y ya lo verás...
No es molesto escuchar a una mujer hablar permanentemente, es agotador.
Los hombres les prestamos mucha de nuestra atención a lo que ellas dicen, es algo natural, y tanto es así, que en algunos aviones las advertencias de los sistemas de emergencia están hechas con una sensual voz femenina; según se ha comprobado, los pilotos, que somos casi siempre hombres, respondemos mucho más a esa clase de voz...
De ese modo, pasado el rato, aparecieron unas largas canoas, todas artesanales, hechas a partir de troncos de árboles, con varios nativos de las islas de aquella región a bordo; traían cuerdas, las cuales ataron a los flotadores del avión, y entonces comenzaron a remar, remolcándolo...
Fue así que, ya promediando la tarde, llegaron finalmente a una playa, en donde los esperaba un hermoso bungaló; estaba construido con bambú, maderas de la región y grandes hojas; era un hogar muy espacioso, cómodo y se encontraba perfectamente integrado al entorno natural.
Aquella residencia tenía varios ambientes y era encantadoramente rústica, además, estaba perfectamente limpia... y, gracias a unos modernos paneles solares ubicados en unas disimuladas torres exteriores, en su interior había electricidad, con todas las ventajas que esta trae: electrodomésticos de cocina, pequeños medios de entretenimiento, y otras comodidades propias de la vida urbana...
Esa era otra de las casas que tenía Snake.
Junto a la vivienda había una gran comitiva de varios nativos más, quienes recibieron al Ama-gi con mucha alegría.
Charlaron con Snake brevemente, y comenzaron a descargar las cajas del avión para llevarlas a su poblado.
Luego, todos se retiraron...
—Estamos invitados a una cena con fiesta que se celebrará esta noche en la aldea. Es al otro lado de la isla, está cerca, podemos llegar caminando.
Te sugiero que asistas, te va a gustar —le dijo Snake a Valentina.
—De acuerdo...
¿Las cajas que te dieron en el hospital eran insumos médicos para estas personas?
—Así es. Fueron el pago que solicité.
—¿Estos aldeanos te las pagarán con criptomonedas, acaso?, ¿o es un donativo que les haces?
—Ni una cosa ni la otra...
Viste los adornos que usaban las mujeres, ¿sabe lo que son?... Son perlas, perlas que ellos mismos cultivan y extraen del mar.
Les intercambio objetos que necesitan y que no podrían obtener de otro modo, por esas perlas, las cuales vendo, luego.
Ese es mi pago final... y, por cierto, no creo en los donativos puros, siempre hay que solicitar algo a cambio, aunque sea de un valor menor, solo así se puede comprobar el verdadero mérito de los mismos.
—Podrías establecer una empresa completamente legal, y muy bien paga para todos, si quisieras. De ese modo ayudarías a estas personas aún mucho más.
—Si hiciera eso, los destruiría...; de hecho, los salvé de algo así hace unos años.
—¿Los salvaste del progreso, acaso? —dijo ella en tono de disenso.
—Solo les brindé un panorama más amplio de lo que les ocurriría. Fueron ellos quienes decidieron entonces por sí mismos.
En estas islas se respira libertad, ¿sabes por qué, Valentina?... porque sus habitantes no están integrados a ningún sistema masivo; y es que: cuanto más te integras, a lo que sea, menos libre eres.
Los nativos de las aldeas que existen de estas regiones, son personas autónomas, independientes, seres que viven en completa armonía con su entorno, en un perfecto balance con él.
Tienen tradiciones muy antiguas, y son tradiciones que les sirven para sobrevivir, tradiciones que encierran valiosos conocimientos.
Sabiduría ancestral sobre maneras de conseguir la comida, de pescar, métodos para hacerse de agua potable, o de como cocinar los alimentos, curar enfermedades, construir viviendas, botes, etc.
Pero, hace años, estuvieron a punto de perder todo ese saber, y la libertad de hacer con vidas lo que ellos quisieran... Tal y como ya les ha pasado a tantos otros.
—Fue por el turismo, ¿verdad? Este lugar es un paraíso...
—No. Convertir un destino en turístico es algo que lleva años, y una ingente inversión de dinero en infraestructura, y publicidad a nivel global... La gran industria del acarreo de turistas tiene ya suficientes lugares establecidos en el mundo para seguir explotando.
Lo que se aquí se intentó fue lo mismo que se les hace a todos los individuos que nacen en las grandes sociedades actuales. Se los intentó someter al sistema.
En el pasado se hubiera usado la fuerza bruta, en la actualidad eso está mal visto, y se ha reemplazado por algo mucho más eficaz: la dependencia.
Lo que te contaré sucedió en Kiribatí, un archipiélago de islas del Pacífico, a unos... casi 8 000 kilómetros hacia el este sudeste de donde estamos.
Verás, en todo el mundo hay recursos naturales que siempre alguien quiere explotar, el de allí es el azúcar de palma, algo muy lucrativo en los principales mercados del mundo.
Se obtiene de las hojas de los cocoteros, que están como a 20 metros por encima del suelo.
Escalar los troncos de las palmeras para obtenerlo es algo bastante peligroso, y que no muchos estarían dispuestos a hacer...
Utilizar a los nativos de las islas es la opción más barata.
Ahora bien, ¿cómo convencerlos?
Había que volver a los nativos de estas islas dependientes del sistema, un sistema que desconocían, y que no necesitaban..., y el progreso fue la manera de hacerlo.
Así, al principio, comenzaron a llegar barcos a las islas con pequeños elementos cotidianos, útiles ya industrializados, como: hachas, cuchillos, ollas, platos, todos eran más fuertes y resistentes que los fabricados por los aldeanos.
También se les trajo comida importada, ya manufacturada, la cual era artificialmente muy sabrosa, y les evitaba el tener que pescar o cosechar, y hasta el prepararla.
Pero, claro, había que pagar todo aquello con dinero... y los nativos no tenían eso.
El gobierno, de inmediato, se presentó para ayudarlos.
Les financió cursos de capacitación, en los que se les enseñaba como extraer y preparar el lucrativo azúcar de palma, y también les facilitó el equipamiento necesario para hacerlo.
Así, al no necesitarlas más para sobrevivir, en una o, a lo sumo, dos generaciones, los nativos comenzaron a olvidar sus tradiciones.
De ese modo, ya no tuvieron otra manera de obtener sus insumos básicos, como alimentos, más que comprándolos.
Se habían integrado al sistema...
Pero el sistema los atraparía aún más, mucho más.
Con toda esa comida importada, procesada, aditivada con toda clase de productos químicos sintéticos, sus cuerpos dejaron de recibir los nutrientes de los alimentos naturales y frescos que solían consumir; engordaron, y se debilitó su salud en general, trayéndoles así una nueva dependencia, la de los medicamentos modernos, los cuales también comenzaron a ser importados, siempre a cambio de, obviamente, más y más dinero.
Para obtener esos ingresos extra, los cuales eran cada vez más necesarios, se les ofreció entonces el poder trabajar en embarcaciones extranjeras, y para ello, nuevamente, el gobierno los comenzó a preparar, llevándolos a instalaciones donde serían entrenados para realizar tareas específicas, necesarias en los pesqueros internacionales que los emplearían...
Así, ellos ya no decidirían que hacer, otros lo harían por ellos; serían trabajadores en relación de dependencia. La línea que separa a un trabajador, de ese tipo, con un esclavo es a veces algo difícil de trazar.
El golpe de gracia vino finalmente con la educación, la cual era Estatal, el gobierno decidía sus lineamientos, y además era obligatoria.
—¡Un momento! ¿Encuentras una conspiración en todo, acaso?, yo solo veo un gobierno que se ocupa en solucionar los problemas de su pueblo, ayudándolos... para eso fue votado.
¿Ahora también vas a estar en contra de la educación?
—Sospecho de todos los derechos que son obligatorios, lo cual es ya una clara contradicción en sí. El voto y la educación, son buenos ejemplos de la clase de manipulación a la que me refiero.
Los políticos utilizan al voto del pueblo como un apoyo para sus decisiones, aunque estas sean contrarias a sus promesas electorales, es por eso la obligatoriedad del mismo.
Además, nunca se considera su calidad; el voto de cualquiera vale lo mismo, no importa que sea algo no pensado, un voto comprado con dádivas, o inclusive producto de un fraude.
La verdadera manera de votar que tienen quienes viven en las democracias actuales es solamente a través de la evasión impositiva, la rebelión fiscal, el no pago de impuestos en cualquiera de las formas en la que puedan hacerlo.
De ese modo consiguen hacer valer su propio peso dentro del sistema en el que están y, con el tiempo, mejorarlo.
Al no darle a los políticos el dinero que ellos tanto necesitan para comprar los votos de los ciudadanos que solo los votan por los demagógicos regalos que estos les brindan, los obligan a tomar las medidas adecuadas a favor del bien común y no solo de la parte de la población que a ellos les interesa, en detrimento de todos los demás.
Con respecto a la enseñanza, nunca es algo malo... Salvo cuando se convierte en adoctrinamiento.
Lo que sí puede ser, sobre todo en el caso de la educación masiva, es que se convierta en algo inútil para el individuo, una simple pérdida de tiempo y esfuerzo. Para que la educación sea algo de verdad positivo, los conocimientos impartidos siempre, pero siempre, tienen que ser de algún provecho para quien los recibe.
La educación efectivamente te puede brindar libertad... y, por lo tanto, su manipulación esconde la capacidad de volverte un esclavo.
En las escuelas, a los niños de Kiribatí, se les enseñó como era el sistema, y se les inculcó que la única manera de sobrevivir en este mundo era estar completamente integrados en él.
Así, a esas personas, que hubieran sido libres de vivir sus vidas naturalmente, se les adiestró para aceptar, incondicionalmente, que el mundo funcionaba gracias a un sistema en el que había gobiernos, que hacían leyes, las cuales regulaban como tenían que vivir.
Lo que no les revelaron nunca, fue que cuando el sistema ya no se interese en el azúcar de palma, o no necesite más de su mano de obra en los barcos pesqueros, serán dejados a su suerte.
Así se completará el ciclo, y el sistema, después de haberlos hecho completamente dependientes de él, a costa de su entera libertad, se la terminará devolviendo, abandonándolos.
Tendrán que comenzar de cero, y volverán a la etapa previa a la de sus ancestros...
La única pregunta que queda es: ¿sobrevivirán?
Cuando lo analizas, te das cuenta de que la herencia más valiosa es: el conocimiento, y la actitud más importante: el esfuerzo. La sinergia entre ambas cosas te hace ser un individuo libre...
¿Entiendes por qué hay tanto interés de los gobiernos en su control actualmente? La manipulación que ejercen otros sobre tu educación, y la actividad que realizas te convierte en su esclavo —definió al final.
Al atardecer, una lejana música tribal comenzó a escucharse...
Snake y Valentina fueron entonces a la fiesta de la aldea, a Valentina las mujeres le pusieron un collar de flores y le entregaron una pulsera hecha de perlas y conchas marinas como presente.
Comieron frutas, pescados, pulpos, y mariscos...
Fue una noche muy agradable, que transcurrió frente a una fogata, al ritmo de los tambores y las danzas de las nativas.
Luego de esa inolvidable noche, Valentina despertó ya entrada la mañana, y se levantó vistiendo solo una remera sobre su ropa interior...
Caminó hacia la cocina, donde la esperaba Snake:
—¡Buenos días!... Si quieres un café caliente, puedes servírtelo, preparé suficiente para ambos —le dijo él.
—Oh sí, por favor —respondió ella mientras tomaba una taza vacía y caminaba hacia la cafetera bostezando y desperezándose—.
Ahora lo entiendo —comentó.
—¿Qué cosa?
—Tu aprensión con respecto a la educación y el progreso.
Imponerle a estas personas conocimientos y costumbres que podrían se útiles para quien vive en un lugar absolutamente diferente, como lo es una ciudad, solo les traería la completa destrucción de su cultura, y su estilo de vida; todas sus tradiciones, como las que vi en parte anoche, quedarían atrás, olvidadas para siempre...
Al final, supondría una gran pérdida para toda la humanidad.
—Funcionaría exactamente igual a lo que hacen las iglesias cuando evangelizan: imponen una religión al tiempo que destruyen las ya existentes —le dijo Snake.
Se hizo entonces un momento de pensativo silencio...
—¿Cómo saldremos de aquí ahora? —preguntó Valentina—; ya me fije y mi teléfono no tiene señal. Estamos incomunicados, aislados de la civilización.
—Bueno, tanto así como aislados, no... De hecho, tengo una radio de onda corta, aunque solo la uso para escuchar música. En Filipinas hay más de 170 lenguas —comentó Snake bromeando.
Valentina se le quedó mirando seria, su broma no le había hecho nada de gracia.
Lo que más me gusta de este bungaló es su virtual desconexión de los medios masivos de entretenimiento; en ese ámbito, hoy día se produce demasiado, y eso ha traído como consecuencia una atroz baja en la calidad de lo que se realiza.
Tanto es así que, las películas y las series, han caído en el mismo defecto que muchos libros, sus realizadores creen que prolongando su duración le imprimen un valor agregado, cuando en realidad es todo lo contrario.
Deberían de tener en cuenta un refrán que, en su parte más conocida, dice «Lo bueno, si breve, dos veces bueno», y, en su menos conocido remate, agrega «Y aún lo malo, si poco, no tan malo».
—De acuerdo, veo que te levantaste de malas... ¿Sabes lo que es un barco vagabundo? —le preguntó Snake.
—No.
—Algunas empresas navieras funcionan como una línea regular, tienen rutas y puertos de escala en los que recalan con una frecuencia similar a la de cualquier crucero.
Sin embargo, hay otras que navegan con barcos de los llamados vagabundos, navíos que no tienen una ruta fija, viajan por encomienda y cargan la mercancía en cualquier punto de demanda.
Las rutas, fechas y horarios de esas embarcaciones pueden ser modificados en cualquier momento y sin aviso, todo en función de las prioridades y requisitos comerciales que surjan.
Bien, hay una pequeña compañía que viene a esta isla una vez al mes...
Según me dijeron anoche los nativos, uno de sus barcos debería pasar esta semana.
Cuando venga, le compraré algo de combustible para el Ama-gi y nos iremos.
Hasta entonces, solo nos toca esperar...
Rivales y aliados
Las personas, en su gran mayoría, no saben lo que son, ni lo que quieren. No tienen seguridad en su juicio, carecen de una personalidad propia.
De niños, se les enseña obediencia dogmática, en lugar de darles buenos ejemplos que no les resulten contradictorios con las reglas que les imparten, y de ese modo solo terminan aprendiendo a dudar de si mismos.
El sistema apoya esto, ya que siempre es más sencillo hacer un adulto sumiso, si se lo cría de ese modo.
Sería muy bueno si a los niños se les enseñara que el mundo tratará de manipularlos de todas las maneras posibles...
Es por eso que, al crecer, dudando de su propio criterio, la gente busca, y de manera desesperada, pertenencia. ¿Pertenencia a qué?, pues, a diversos grupos sociales. De ahí que existan las modas, algunas tan estúpidas como el escuchar la música demasiado fuerte, a pesar del daño auditivo que eso provoca, el cual es irreversible, y de por vida... otras, simplemente ridículas, como ciertas maneras de hablar, que únicamente entorpecen el lenguaje y la comunicación, agregando palabras inútiles, todo para ser políticamente correcto y así pertenecer a algo que realmente no tiene ni pies ni cabeza.
Una clara y patética demostración de falta de personalidad.
Rebelarse a lo anterior implica aislarse, estar solo; la soledad lleva a la independencia, y esta finalmente a la libertad... y eso es algo que en el sistema no se admite.
Quienes lo manipulan todo, no quieren que pienses por ti mismo, ni que tomes tus propias decisiones, lo más que puedes aspirar es a optar entre lo que ellos te dejen hacerlo; así, te sugerirán de que te conviene trabajar, que cosas deberías comprar, como puedes divertirte, o hacia donde tendrías que viajar y por cuanto tiempo.
Si se los permites, controlarán cada aspecto de tu vida, desde que nazcas hasta que mueras.
Rebélate y decide sobre tu vida, o ellos decidirán todo por ti...
Los pocos días de espera en la paradisíaca isla transcurrieron como si fueran hermosas y plácidas jornadas vacacionales para Valentina; sin nada más que hacer, salvo pasear por los salvajes alrededores, tomar sol tumbada en sus playa, nadar por aguas cristalinas, leer buenos libros, o disfrutar de mágicos atardeceres bebiendo deliciosos cócteles al compás de una ambiental música de fondo...
A pesar de ser una mujer citadina, esa era una vida a la que muy fácilmente podría acostumbrarse.
Irónicamente, aquellas inesperadas y relajantes vacaciones habían comenzado con la desesperante angustia que sintió al creerse una náufraga. Muchas veces, el infundado temor a lo desconocido es lo único malo que debemos soportar de las nuevas experiencias que nos ofrece la vida.
Una de aquellas mañanas, Valentina despertó, y pudo ver a Snake saliendo del Ama-gi con una especie de gran tanque que parecía ser de plástico y tenía forma rectangular, el cual puso sobre un montacargas manual:
—¡El barco vagabundo del que te hablé, por fin llegó; se encuentra atracado frente a la aldea. Voy a comprarle un poco de queroseno! —le gritó él de lejos al verla levantada mirándolo desde la cabaña.
Aquel gran envase era uno de los tanques de combustible del avión, que Snake había desmontado momentáneamente de la panza de la aeronave, que era donde iban ubicados.
—¡Ve, aquí te espero... Me haré algo para desayunar! —le contestó ella.
Fue así que, a media mañana, el Ama-gi volvió a despegar...
—¿Y ahora, hacia dónde vamos? —preguntó Valentina.
—No tenemos mucho combustible, iremos a Filipinas, atracaré en el puerto de Manila... Nos hospedaremos en un hotel del centro de la ciudad —le contestó Snake.
El viaje fue corto, en solo un par de horas llegaron; sin embargo, los preparativos de Snake le consumieron la mayor parte del día; además, el tren de aterrizaje del Ama-gi necesitaba una buena revisión y puesta a punto... y dos neumáticos nuevos.
Llegada la noche, él y Valentina se encontraban en su habitación.
—Hoy recibí la confirmación de lo que pasó con las obras de arte robadas. Tal parece que el contenedor desapareció en el mar Caribe, específicamente al acercarse a la isla de Martinica, en ese punto dejó de recibirse su señal —dijo Snake.
—Descubrieron el transmisor, o se dañó —supuso Valentina.
—O se encuentra en un lugar del cual no puede emitir.
He estado ya muchas veces en las Antillas, es bastante habitual que lleve a cazadores de tesoros en busca de antiguos galeones españoles hundidos, o cofres de piratas enterrados... yo mismo lo he llegado a hacer por mi cuenta.
Aquella zona es un auténtico rompecabezas de islas, dicen que hay más de 1 000, y en muchas de ellas se encuentran cuevas, algunas muy grandes, y bien ocultas dentro de cerros.
—¿Crees que el contenedor fue llevado a una de ellas?
—Puede ser, y si es así, debe ser una especie de gran depósito, a donde se lleva la mercadería caliente para enfriarla... y, cuando ya no es buscada por nadie, es vendida en algún mercado negro.
—Me vendría bien un aventón hasta Panamá. Hoy recibí el mensaje de que allí hay un informante que tiene datos sobre los Corsarios.
—Bien, porque partimos hoy a la medianoche, dentro de un rato.
Unas horas después ambos se encontraban en el aeropuerto de la ciudad...
Lejos de las típicas zonas de abordaje para turistas, Snake condujo a Valentina por una sombría y poco iluminada entrada lateral de la terminal aérea, la cual llevaba hacia el sector de los hangares.
En uno de ellos, había un enorme avión negro, un avión carguero...
—¿Este será nuestro transporte ahora?, ¿y tu avión? —preguntó Valentina.
—Vendrá con nosotros —le dijo Snake llevándola hasta la bodega del poderoso vehículo aéreo, lugar en donde el Ama-gi estaba ya dentro, aguardándolos, bien asegurado y perfectamente empacado.
Con sus alas plegadas a la mitad, y su timón de dirección rebatido, la versátil aeronave podía caber en la bahía de algunos de los actuales grandes aviones de largo alcance, diseñados para el transporte de carga pesada—.
Estamos a 15 000 kilómetros de Panamá; con su autonomía, este avión puede realizar el recorrido en un solo tramo, y a una velocidad promedio de 850 KPH, llegaremos allí en apenas 17 horas.
Fue así que, por la mañana de ese mismo día, dada la diferencia horaria, Snake y Valentina ya se encontraban nuevamente en una habitación de hotel, esta vez, en el continente americano...
—Acabo de recibir un informe de mis contactos acerca de los Corsarios —le dijo entonces Snake—.
Tal parece que es un grupo que opera desde las sombras, es como una especie de mafia internacional. Sus cabecillas son miembros de las élites..., todos se encuentran estratégicamente ubicados en puestos de privilegio, o tienen mucha influencia en los gobiernos e instituciones estatales.
Según dice aquí, interpol es uno de los organismos infiltrados por ellos —advirtió.
—¡Vaya tontería! Eso último no puede ser —reaccionó Valentina negándose a creerlo—.
Te concedo que pueda haber cierta gente muy poderosa detrás de esa organización, pero de ahí, a acusar a una fuerza policial como la nuestra de ser parte de los Corsarios..., es una paranoia —concluyó.
—No lo creas si no quieres, pero, de todos modos, tómalo en cuenta y procede con cautela, no confíes en nadie.
Al día siguiente, promediando la mañana, Valentina se reunió en una cafetería del centro panameño con un joven, era el informante.
El encuentro fue breve, lo justo y necesario para intercambiar los datos y el pago.
Concluido, el soplón desapareció y la agente regresó a su hotel...
—No lo vas a poder creer —le dijo Valentina a Snake—.
Los Corsarios tienen su base de operaciones en la isla de Martinica. Parece que al fin tenemos un interés común.
—En realidad no me extraña, de hecho, podría decirte que hasta me lo esperaba...
Conozco bien a Duvet, sé como opera habitualmente. Cuando hizo el robo del camión nos dio a entender que estaba siendo empleado como mercenario.
Imagino que los Corsarios contratan a gente como él para hacer sus trabajos..., de ese modo no hay una relación real entre ellos; si alguno es capturado, nunca los conduciría hacia las verdaderas cabezas de la organización criminal.
Mañana iré a la isla, a ver que más puedo averiguar...
—Seré yo quien vaya, no tú —lo corrigió Valentina.
—No, no lo harás, es demasiado peligroso —se opuso Snake.
—¿Crees que sería policía si le temiera a un grupo de criminales?
Gracias, pero no necesito de tu protección... No soy una indefensa damisela en apuros.
Por otro lado, tú no puedes ir; ni siquiera deberías acercarte con tu avión. Si Duvet está allí, y es muy probable que así sea, te reconocerá a ti y al Ama-gi de inmediato.
Esta vez se hará a mi manera, no a la tuya.
—Bien, te concedo ese punto... y ¿cuál es tu plan?
—Se organizará un ataque anfibio. La Marina Nacional francesa ya ha puesto a mi disposición un escuadrón especial que estará a la espera en el mar cercano, rodeando a toda Martinica.
Iré a la isla sola, como si fuera una visitante más, y personalmente confirmaré si la base de los Corsarios se encuentra operando allí... Si es así, daré la orden, y se procederá con el asalto.
—No estoy de acuerdo, aunque no te des cuenta, ya estás demasiado expuesta, hay mucha gente que sabe de tu plan, es muy probable que los Corsarios se anticipen —insistió él.
—Pues, «quien no arriesga, no gana» —le contestó ella sonriendo confiada—... Tranquilo, estaré segura, nadie me conoce allí, solo seré una turista más; por otro lado, si algo me llegara a pasar, el escuadrón tomará la isla por asalto de todos modos, ya dejé esa instrucción preestablecida.
Tú solo quédate aquí y mira las noticias, seguramente saldré en los noticieros de la noche —concluyó.
Al día siguiente, en Martinica, Valentina llegó en un ferri de pasajeros, temprano, integrando el primer contingente de turistas del día.
Para pasar desapercibida, se dirigió a uno de los mercados locales, el cual estaba ubicado en plena calle, y allí comenzó a buscar algún recuerdo que comprar...
—Bonjour mademoiselle —escuchó que le decía un hombre por detrás, un hombre cuya voz le resultó conocida.
Valentina volteó de inmediato para ver quien era.
El extraño lucía fornido, su aspecto en general era el de un hombre que infundía algo de temor... y pronto comprobaría por que—.
Acompáñeme por favor —le dijo mostrándole apenas lo que parecía ser la cacha de un cuchillo que llevaba oculto dentro de la manga.
De ese modo, conoció personalmente a Duvet, quien la condujo a un antiguo castillo español, el cual se encontraba edificado en lo alto de una colina lindera al mar.
Allí le colocaron unas esposas y la encerraron en la prisión de la fortaleza, donde esperó, hasta que alguien vino a verla, alguien que ella conocía, alguien en quien ella confiaba... alguien que no era lo que ella pensaba:
—Señor director —dijo ella sorprendida, reconociendo al visitante.
—Teniente...
Creo que ahora se dará cuenta del por que incluí a una agente novata, sin experiencia real, a investigar algo tan importante como la actividad de los Corsarios...
Jamás pensé que llegaría tan lejos.
—No puedo creer que entonces sea cierto. Usted es uno de los Corsarios.
—¿Significa eso que alguien ya se lo había sugerido?
Valentina guardó silencio...
—Nunca entiendo cuando una bella mujer, como lo es usted, se arriesga de un modo como este, en una tarea de campo tan peligrosa, ¿acaso quiere probar algo?
Ahora, podría estar tranquilamente sentada y segura en un despacho de Interpol, a miles de kilómetros de aquí, en lugar de estar a punto de desaparecer para siempre.
Le aconsejo que no sea reticente a brindarme toda la información que tenga, la tortura no es algo que personalmente disfrute, pero nunca dudo al momento de tener que emplearla.
Dígame, ¿quién más está al tanto de lo que usted sabe?
Valentina solo lo miró desafiante...
—Hablará, teniente, se lo aseguro; de un modo u otro, hablará...
—Usted me subestima. Sus amenazas no me amedrentan.
No puede matarme, ni siquiera puede retenerme por mucho tiempo aquí. ¿Acaso ignora que si no me comunico, un escuadrón de asalto de la marina francesa tomará esta isla en unas pocas horas?
—Oh sí... eso.
Bueno, lamento desbaratar su plan, pero mi presencia aquí se debe a que asumiré personalmente el control de su operación.
En este preciso momento les están dando unos nuevos códigos de autorización a los jefes de las tropas...
Pasaré a estar a cargo de todo en apenas minutos, y lo primero que haré será desviar el asalto hacia la isla de Santa Lucía, a unos 40 kilómetros hacia el sur de nuestra posición actual.
Nadie vendrá a rescatarla, teniente. Usted quedará sola, y a mi absoluta merced...
El asalto a las Antillas
Dicen que los hombres no entendemos a las mujeres, y eso es muy cierto, así como también es muy cierto que ellas tampoco nos entienden a nosotros. Lo cual indefectiblemente termina llevando a malentendidos, discusiones... y hasta situaciones peligrosas.
Las mujeres bellas tienen una buena parte de su seguridad basada en sus encantos. No obstante, siempre quieren demostrar que son más que una cara bonita.
Eso las hace ser tozudas y arriesgadas, demasiado arriesgadas.
Internamente, saben que su belleza es como una especie de seguro; confían en que con su hermosura siempre podrán obtener algún favor, o cierto tipo de preferencia, de ventaja, y no se equivocan... al menos, la mayoría de las veces.
El problema surge cuando se topan con hombres que valoran otras cosas por encima de sus atractivos naturales. La avaricia, por ejemplo.
Después de que Valentina me dijera su plan, preferí hacer el mío propio, sin decirle nada a ella; ¿para qué discutir?... solo me agotaría, es una mujer demasiado testaruda.
Estaba el tema de las pinturas de Nina, yo me había comprometido con ella a transportarlas hasta un destino específico, y eso estaba aún pendiente; cuando los franceses tomaran por asalto el depósito de los Corsarios, sin duda, lo decomisarían todo, y eso complicaría aún mucho más mi trabajo.
No iba a quedarme de brazos cruzados en Panamá, simplemente esperando en el hotel a ver que pasaba... ese, no es mi estilo.
Mientras la operación oficial transcurría, acuaticé con mi avión a 800 kilómetros al oeste de Martinica, en un lugar del mar Caribe alejado de toda isla... y allí esperé, mientras algunos contactos míos, locales, monitoreaban las transmisiones radiales que las fuerzas francesas realizaban.
—Vigilante a Ama-gi...
—Te escucho, Vigilante.
—¡Snake!, algo está pasando.
Acaban de intercambiar una serie de códigos de autenticación; ahora hay un nuevo jefe operativo; y las tropas se están moviendo, recibieron la instrucción de desplazarse hacia Santa Lucía.
—¡¿Santa Lucía?!... ¿Algún dato sobre quién dio la orden?
—El hombre que está a cargo se identificó como director de una sección de Interpol.
—Muy bien. Entendido, Vigilante. Gracias.
Snake supo de inmediato que algo estaba mal, muy mal... Valentina había quedado abandonada. Debía improvisar algo y entrar en acción.
Fue así que, forzando los motores del Ama-gi, llegó hasta Martinica en apenas dos horas.
Una vez allí, sobrevoló por la línea costera, asegurándose de dejarse ver, hasta encontrar un puerto, donde bajó... Al acercarse al muelle, tal y como él pretendía, lo estaba esperando Duvet con algunos de sus hombres.
—Vaya, vaya... ¡Qué sorpresa! —dijo el mercenario.
—Para mí, no lo es. Esperaba encontrarte aquí.
—Me imagino que le pusiste algún tipo de rastreador extra al contenedor, en Alemania, antes de despegar; otro de tus trucos.
¿Sabes qué, Snake? Podría emplear a alguien como tú.
Es más, creo que hasta te daría un cargo de importancia, como mi segundo al mando, digamos.
—Tener un jefe, no es mi estilo, Duvet... No respondo nada bien a la autoridad.
—¡Oh, vamos!, pero si prácticamente estamos en la misma línea de trabajo. Somos iguales, tú y yo, colega.
—¿Iguales? Para nada... colega.
—Representamos lo mismo, Snake... piénsalo.
—No, es todo lo contrario. Tu eres como un comodín, una sucia rata que sirve al corrupto sistema de dominación que está detrás del sistema de esclavitud mundial; su enfermiza quintaescencia, de la cual emana toda la asquerosa podredumbre que está arruinando a la humanidad más que nunca en toda su historia —concluyó.
Estaba muy clara la enemistad entre ambos hombres, y entonces Duvet, con su furia contenida, le preguntó:
—Dime, ¿a qué se debe esta visita tuya tan abierta y a la vista?
—Estoy aquí para negociar...
Quiero una parte del botín que te robaste en Alemania, a cambio de no revelarle a las autoridades locales que los Corsarios tienen un depósito de mercancías ilegales en la isla.
—¿Una parte del botín? Hablas como si fueras un vulgar ladrón... Me ocultas algo, este no es tu estilo.
—De acuerdo, seré más específico, entonces... Aquel día, cuando coincidimos en Alemania, yo me encontraba en una misión: debía recoger unas pinturas que iban en ese camión.
Las quiero de vuelta para cumplir con mi contrato, y cerrarlo.
—¡Piensas que soy estúpido!, ¿no es así?
En el mismo día en que la Interpol, junto a la Marina Nacional francesa, planean un asalto a esta base, tú te apareces para hacer un trato...
No te creo ni una sola palabra, ¡estoy seguro de que formas parte de la misma operación!
Es más, apuesto a que cooperas con una linda policía que capturé esta mañana —supuso, y Snake se rió:
—¿Realmente piensas que yo colaboraría con el sistema?
—Lo averiguaré, mon ami, lo averiguaré. Sube a tu avión, haremos un paseo —concluyó Duvet.
De ese modo, el Ama-gi volvió a despegar... Snake piloteaba, con Duvet como su acompañante, y el resto de sus hombres en la sección de pasajeros.
Volando bajo, a pocos metros sobre el agua, y haciendo un gran rodeo a la isla, Duvet lo condujo hacia un sector oculto, de acantilados, donde había una gran cueva, por donde ingresaba el mar.
Aquella cavidad era tan grande que fácilmente podían pasar barcos enteros por ella... mucho más, un avión.
Luego de entrar, llegaron a una enorme bóveda natural interna, escondida dentro de aquel enorme macizo.
El lugar parecía una zona de almacenaje industrial, estaba muy bien preparado, con sólidas plataformas construidas directamente sobre el lecho marino, todas enmarcadas mediante un largo puerto, equipado con fuertes grúas.
Allí había embarcaciones amarradas, de todo tipo: desde pequeños cargueros, hasta lujosos yates y lanchas de velocidad...
Eran claramente vehículos robados en actos de piratería.
Sobre los amplios sectores de almacenaje, se apreciaban decenas de contenedores apilados, algunos abiertos, otros no. Entre ellos, estaba el robado en Alemania, con las pinturas de Nina aún dentro.
Esa gran bodega era el depósito de los Corsarios.
—Atraca en aquel muelle —le indicó Duvet a Snake.
Luego de detener el avión, todos se bajaron de él...
Duvet, mirando con desprecio a Snake, le ordenó a sus hombres:
—Espósenlo y enciérrenlo en una de las celdas del calabozo.
Si fuera por mi, Snake, tú ya estarías muerto; sin embargo, mi jefe querrá hablar contigo antes.
—¿Acaso, piensas que estoy solo, que vine aquí sin un seguro, Duvet? Tengo amigos, por ahí afuera, que si no saben nada de mí para esta noche se encargarán de sacar a la luz toda esta operación.
—Buena jugada... Por cierto, mi jefe trabaja en Interpol, de hecho, tiene un muy alto cargo. Cualquier denuncia que llegue hasta los oídos de las autoridades locales, indefectiblemente terminará en él.
Debiste pensar mejor tu plan —dijo sonriendo con malicia—.
¡Ah!, una cosa más, con respecto a tu avión, pues..., cuidaré muy bien de él; hace años que quería apoderarme del Ama-gi, y ahora me lo has traído en bandeja de plata.
La famosa serpiente dorada se ha convertido en un muy apreciado trofeo para muchos, sobre todo para mi; le daré un buen uso, te lo aseguro —concluyó.
De ese modo, Snake, esposado, y luego de tomar un ascensor que lo llevó hasta el hispano castillo ubicado en la cima del macizo, terminó en el mismo sector en donde estaba detenida Valentina.
—¡Rápido! Entra en esa celda —le dijo el guardia que lo condujo hasta allí.
Pero, en ese momento, en lugar de obedecerle, Snake dio un inesperado cabezazo hacia atrás que golpeó al hombre justo en la nariz, de inmediato, con una violenta patada en el abdomen, lo arrojó contra la reja de la celda de Valentina, quien, de otra patada, pero esta vez en la espalda, lo proyectó nuevamente en sentido contrario.
El conmocionado guardia recibió entonces otro golpe similar, una patada de giro, esta vez en la cara, que no solo lo dejó atontado, sino que lo hizo dar media vuelta sobre sí... y lo mandó, tambaleándose, hacia el otro lado, nuevamente..., esta vez solo para encontrarse con el pie de Valentina, quien lo dejó fuera de combate, propinándole una patada frontal en pleno rostro.
—No está nada mal, lindas patadas... ¿Taekwondo? —le preguntó Snake.
—Sí, ¿y tú?
—También...
—Podríamos practicar juntos, algún día —propuso ella con una pícara expresión.
—Cuando quieras... —le sonrió él.
Las llaves que llevaba el desmayado hombre sirvieron para quitarse las esposas y abrir la celda de Valentina, liberándola.
—Tenías razón, los Corsarios están infiltrados en altos cargos de poder... Mi jefe de sección es uno de ellos.
Supongo que ahora vas a decirme te lo dije ¿verdad?
—No, jamás hago eso... Lo considero una satisfacción inútil, y malsana, una tonta humillación innecesaria.
Mejor pondré en marcha mi plan —agregó al tiempo que presionaba un botón en su reloj con el que activó, de manera remota, las máquinas de humo ocultas en los flotadores del Ama-gi.
En pocos segundos, se dispararon las alarmas contra incendio, y todo el personal del castillo fue enviado hacia el depósito para combatir un supuesto fuego, que amenazaba con destruir toda la invaluable mercadería allí presente.
—Bien, ahora que están distraídos, vamos hacia la torre, es el punto más alto y donde siempre se ubican los equipos de transmisión —dijo Snake, y con Valentina fueron hacia allí...
Llegaron así a la sala de comunicaciones.
—¿Para qué vinimos hasta este lugar?
—Luego de que yo hable con los míos , tú tomarás la radio y les dirás a las tropas francesas que regresen hacia aquí, les ordenarás que comiencen con el asalto de inmediato —le contestó Snake mientras sintonizaba la frecuencia de sus propios contactos...
—No, eso será completamente inútil. Mi jefe ha asumido el control total de la operación, cualquier orden mía será revocada por él de inmediato.
Lo único que podemos hacer ahora es escapar de aquí.
Snake la miró de reojo, sonriendo confiado:
—Vine preparado para algo así —comentó—.
¡Atención, Vigilante, aquí Snake!... Hazlo ahora.
—Entendido.
—¿Qué está pasando? —preguntó Valentina.
—Antes de venir, supe que tu comando había sido revocado.
Mis colaboradores tuvieron suficiente tiempo como para averiguar por quien, y trabajar en la emisión de una falsa orden de captura para ese individuo; la cual, en este preciso instante, está siendo enviada por los canales oficiales directamente a los capitanes de campo a cargo de la operación.
—Los militares franceses desconocerán así al nuevo jefe recién asignado por Interpol, hasta que toda la situación se aclare, y la cadena de mando será restituida, al menos de manera momentánea, a su estado anterior —dedujo Valentina—. ¡Muy ingenioso realmente!
—Gracias... Ahora, sintoniza la frecuencia de las tropas, y da tus órdenes.
Valentina procedió, y el asalto a Martinica se puso en marcha.
—Están en camino, ya no hay vuelta atrás, va a ser mejor que ni tú ni el Ama-gi estén aquí cuando este bastión caiga.
—¿Debo suponer que no vas a arrestarme, como prometiste en Italia?
—Bueno... Nunca dije cuando lo haría.
—Queda pendiente, entonces —le dijo finalmente Snake mientras tomaba a Valentina con una mano por su cintura y colocaba la otra por detrás de su cabeza para darle un último y muy apasionado beso de despedida en los labios.
—Cuídate mucho —le dijo él.
—Tú también —respondió ella.
Acto seguido, Snake se dirigió hacia el depósito... y al llegar, ocultándose entre los contenedores, buscó específicamente el que había sido robado en Alemania.
Lo encontró, y se metió...
Ayudándose entonces con una linterna de luz negra, identificó las pinturas falsas.
Mientras tanto, la belicosa incursión daba comienzo...
Botes de goma artillados, de tipo militar, transportaban, a toda velocidad, pequeños contingentes de soldados fuertemente armados, aproximándose así a las costas de Martinica.
Repentinamente, una de las veloces embarcaciones explotó en el agua, hundiéndose, cuando un cohete, venido desde lo alto, la impactó de lleno.
Ese misil era parte de toda una andana, que fueron lanzados desde el castillo, y que forzaron la dispersión del resto de embarcaciones.
Debido al gran valor de la mercadería allí almacenada, los Corsarios habían preparado sus defensas en lo alto de la fortaleza.
Abastecida con todo tipo de armamento de grado militar, todo contrabandeado desde distintos lugares del mundo, la cima era un auténtico bastión inexpugnable, preparado para repeler cualquier tipo de agresión.
Habiendo subido los cuadros originales a bordo del Ama-gi, y luego de asegurarlos muy bien, Snake procedió a escapar...
En cuanto el Ama-gi emergió de la cueva, volando a muy baja altura, a pocos centímetros del agua, y a 150 Kph, se encontró inmerso en un escenario de guerra: los botes de la milicia francesa maniobraban frenéticamente, dando vueltas en círculo, mientras sus efectivos disparaban hacia lo alto, utilizando el arsenal que llevaban, desde las grandes ametralladoras montadas en los vehículos, hasta las armas de mano que cargaban consigo; al mismo tiempo, recibían un brutal ataque de todo tipo de balas y cohetes RPG.
El intercambio armado era furioso, vertiginoso, e incesante; y las letales municiones se dirigían en ambos sentidos.
Sin embargo, la lucha era muy desigual, y si la situación seguía así, pronto, las fuerzas de asalto serían diezmadas..., a menos que alguien hiciera algo al respecto.
Controlar un punto elevado es una muy antigua estrategia militar, ya hasta es básica, la mayor altura siempre te ofrece una mucho mejor visión, dificulta al enemigo el parapetarse y te da la gran ventaja de un mayor alcance, sobre todo para tu artillería, además, tiene un efecto disuasivo, ya que nadie intentaría iniciar una batalla desde una posición desfavorable.
Esos malditos Corsarios lo pensaron muy bien... al menos eso es lo que ellos creen, porque podrán estar en la cima, pero yo puedo subir aún mucho más.
«Bien muchachos, les daré una mano», pensó Snake al tiempo que transmitía un mensaje acorde utilizando código morse mediante las luces de su aeronave.
Rodeando al peñasco, y describiendo un curso en forma de espiral, el Ama-gi ascendió bien pegado a las peligrosas salientes de roca, como si fuera una auténtica serpiente escalando...
De ese modo, llegó hasta la cima sin ser derribado, y realizó una pasada en vuelo rasante sobre la fortaleza.
Al hacerla, abrió la purga de combustible de los tanques ventrales de la nave...
Todos los hombres, su armamento y las municiones allí presentes, quedaron rociados por el inflamable líquido...
—¡¡Alto el fuego, alto el fuego!! Que nadie haga ni un solo disparo o nos incendiaremos —gritó uno de ellos al percibir el penetrante olor del carburante...
Todos se detuvieron de inmediato, sin tener idea de como continuar.
En ese momento, vieron como el Ama-gi daba media vuelta y se encaminaba para una segunda pasada...
—¡¡¡Salgan todos, larguémonos de aquí!!! —exclamó otro, y se produjo una estampida, mientras todos evacuaban la zona temiendo lo peor...
En cuanto el avión pasó por encima, Snake lanzó una ronda de bengalas, las cuales, al encontrarse con el queroseno, provocaron la inmediata ignición del mismo... y apenas unos segundos después, la inevitable explosión de toda la reserva bélica que allí había.
Así, mientras el Ama-gi se alejaba, por detrás de la aeronave, una enorme bola de fuego arrasaba la cima del castillo en medio de un ensordecedor e impresionante estallido.
Sin ningún tipo de oposición más, las tropas de asalto comenzaron con el desembarco...
En ese momento, y ante la inminente caída, una lancha de carreras, escapaba de la isla, en ella viajaban Duvet y el corrupto director de Interpol, tras ellos, varios botes neumáticos de la armada francesa los perseguían, acercándoseles.
—¿Los alcanzaremos? —le preguntó Valentina a uno de los soldados que la acompañaban.
—Sí, despreocúpese, esa lancha es rápida, pero nuestros botes también lo son...
—¡Duvet!, se nos aproximan —dijo el director de Interpol.
—¡Necesitamos apoyo, ahora!¡¡Ahora!! —gritó Duvet por la radio, y la ayuda no se haría esperar... así, la cacería duraría poco, muy poco, pero no porque los cazadores alcanzaran a su presa, sino porque otro cazador los comenzaría a cazar a ellos.
Inesperadamente, uno de los botes militares fue levantado en el aire y aplastado por unas enormes tenazas mecánicas, de hierro, unidas a un poderoso helicóptero.
—¡¡¿Qué es esa cosa?!! —preguntó alarmado uno de los soldados que viajaba junto a Valentina, quien le contestó:
—Lo vi en Alemania, es un helicóptero para carga pesada, adaptado con esas monstruosas pinzas. Los Corsarios lo utilizaron para hacer un robo; levantó un camión entero de una ruta.
De inmediato, los soldados comenzaron a dispararle al enorme vehículo aéreo, pero el duro blindaje extra que este tenía hacía rebotar a las balas.
Sin prestarle importancia alguna al ataque que sufría, el helicóptero levantó a otro de los botes, destruyéndolo...
—¡Es como dispararle a un tanque de guerra. No le hacemos nada... Estamos condenados! —gritó frustrado otro de los soldados.
—No, no lo estamos —lo corrigió Valentina—. ¡Mira allí! —agregó señalando al cielo, en un punto distante por detrás del vehículo agresor.
Había divisado al Ama-gi, que se aproximaba a toda velocidad a la escena...
«Esto se termina aquí y ahora, maldito», pensó Snake al tiempo que desplegaba el cable de acero del malacate del avión.
Con mucha precisión, igualó el rumbo y se aproximó a la altura de vuelo de su aérea presa, ubicándose solo a pocos metros por encima... y en cuanto lo rebasó, el cable de acero fue atrapado por el rotor principal del helicóptero, que comenzó a enredarlo de inmediato.
En cuanto escuchó el ruido y antes de sentir el fatal tirón, pulsando el botón de emergencia, Snake liberó los anclajes que unían el avión al malacate para evitar caer al mar junto con el enorme monstruo volador, que se precipitó hacia el agua como una pesada piedra.
Los soldados festejaron la hazaña del piloto, pero él todavía no había acabado...
«Ahora voy por ti Duvet», pensó entonces Snake acelerando, al tiempo que bajaba casi al nivel del mar...
En apenas segundos, el Ama-gi le dio alcance a la veloz lancha de competición, y comenzó a golpearla con sus flotadores, dañándola... y retrasándola.
Los botes militares le dieron así fácilmente alcance, y Duvet no tuvo más opción que rendirse...
Deteniendo sus poderosos motores, la deportiva embarcación fue completamente rodeada, y Valentina realizó finalmente el arresto de sus tripulantes.
Mientras tanto, Snake se retiraba definitivamente del teatro de operaciones, desapareciendo por los despejados cielos del Caribe...
¡Libertad!
Me gusta pensar que soy parte de un sistema superior, uno que engloba al resto, y que está más allá de los sistemas creados por los gobiernos.
Nunca me gustó como se manipula a las personas con la trampa del patriotismo, otra burda herramienta de control...
Para mí, mi país, mi nación, mi patria, es el mundo en el que nací; es una regla natural, y está por encima de cualquier otra inventada por el hombre.
Mi código de conducta, las reglas por las que me rijo, es todo lo que me impone mi conciencia, mi propio criterio...
No le temo en absoluto a mi libre albedrío, lo cual es justamente todo lo contrario a lo que se inculca en las sociedades, para luego solo terminar imponiéndoles toda clase de restricciones y reglas absurdas, que no solucionan nada.
El temor es el enemigo natural de la libertad... Es por eso que se encuentra en la base de toda forma de gobierno, y puedes ver como este se exacerba, con sus distintas formas, en los regímenes dictatoriales.
Hay quienes sostienen que los gobiernos son algo necesario para el crecimiento y la evolución de las sociedades, yo sostengo que es todo lo contrario, la humanidad progresa a pesar de sus mandatarios.
Si lo analizas, comprobarás que los países son en realidad algo muy parecidos a granjas. En donde los gobernantes son los granjeros y las personas, sus animales.
Cuando lo ves así, te das cuenta del por que las personas como yo dicen que, quienes se ciñen y defienden las reglas creadas por los políticos para mantener a los Estados, son como mansas ovejas.
De hecho, tomémoslas como ejemplo: el pastor mantiene al rebaño en su redil, lo protege de los lobos, lo alimenta, atiende su salud...
Pero, claro, al mismo tiempo, saca provecho de ellos.
Es todo parte de un sistema, un sistema que funciona para ambos, sin embargo... ¿las ovejas pueden elegir?, ¿son libres de irse?, no, ¿verdad?, y ¿sabes por qué? Porque entonces el pastor debería buscarse otra fuente de sustento.
¿Entiendes ahora el por qué en tu nación se te intenta retener de diversos modos, y por qué tu gobierno trata de hacerte dependiente del sistema allí establecido?
Para los políticos de tu país no eres más que su fuente de ingresos...
No puedo decirte cuanto debes tolerar el avasallamiento de quienes te esclavizan, cada persona tiene sus propios límites, limites personales que inclusive varían a lo largo del tiempo.
Solo te daré un buen consejo: vive libre, tan libre como puedas, dentro de la medida en que te atrevas a hacerlo... y siempre ten presente que los cobardes nunca comienzan, los débiles nunca terminan, y los ganadores jamás renuncian.
Antes de despedirme te contaré que Valentina, luego de todo el incidente, es ahora una especie de estrella en ascenso dentro de la Interpol. Una agente novata con una gran proyección.
Con respecto a su exjefe, el corrupto director de su sección especial, utilizando un complejo entramado de contactos en el poder, consiguió reducir su pena hasta quedar prácticamente libre, con apenas un arresto domiciliario que seguramente violará a sus anchas en cuanto todo esto sea olvidado.
Duvet, por su lado, fue encarcelado bajo múltiples cargos, por lo que dicen, supuestamente, estará fuera de circulación de por vida... Sinceramente, lo dudo mucho, con la justicia nunca se sabe, y siempre es preferible asumir lo peor.
Las pinturas originales, se las regresé a Nina, su legítima heredera, y con ello terminé mi comisión...; las falsas, fueron devueltas al museo, nadie notó el cambio, ahora se encuentran en exposición.
Finalmente, yo, continúo con todo lo mío, realizando felizmente lo que quiero, cuando quiero, y donde quiero... en completa libertad y absoluto control de mi vida.
Es mi estilo, ya lo sabes.
Soy Snake, y mi trabajo, el transporte internacional clandestino.
FIN
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